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HISTORIA ECLESIASTICA
Siglo
á
Epíteto ,
á
Marco'
Aurelio ,
y
aun
pt
XVII.
cos Epicureos honrados
hubieran
tenido
e
ra
para
adoptarlas.
El
ingenioso autor
de
J
cartas
provinciales
hace justicia
en
e.sto •
1
diculizando
así
las
dechiones
escandalo'
como
á
los
autores
descarados
que no temi
publicarlas. Pero esto no era
bastante
p
ra
vengar
el
honor
del
Christianismo
Y.
· de
la
Teología,
eran
nec66arios
anatemas
p1
blicos
y
solemnes ;
y
así
se
reuniéron
]1
Soberanos
Pontífic~s
,
las asan1bleas
del
l
ro de
Francia ,
la mayor parte de los
Obi
pos, la
Sorbona,
y
otras
muchas
faculta
célebres~,
para enseñar al mundo
Christia1
·quán
contrarias son estas opiniones
sedidt:
sas
á
la
Moral
Evangélica ,
y '
la
docu·.
de la
Iglesia.
Los
tribunales seculares
t
bien
se creyéron
obligados
á
condenarlas,
1
lo contrario
á
Jas buenas costumbres
y
á
conservacion de los principios
de 6rden
y
e
justicia ,
en
que
cles<;ansa
todo
el
sistema
e
la sociedad.
I 2.
Para la gloria de la religion ,
y
cor
suelo de Jos hombres
de
bien
los
exemplc
de virtud que
diéron
al
mundo
las
~ueY~
congregaciones
y
nuevas
reformas
estabfec!
das
en el
curso
d€ esce
siglo,
juntas
con :
vida
edificante
de
tantas personas
vinuqs.
de ambos
sexos
á
quien
debemos
todos
tos
est~blecin.1ien~os
de que
hemos
habla
fo
. 1
,