eENERAL.
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enio, la
política,
la
decencia
y
el gozo
Si
aJo
eran
el atractivo de estas suertes
de
asam-
XVII.
leas ,
y
para presentarse
en
el1as con dis-
tincion
se hacia
necesar~o
juntar el
arte
de
gradar
á
las
prendas
recomendables.
Así
1ue la
práctica de las virtudes sociales
y
de
1
b~nevolencia
mutua., que
es el
manantial
ie
ella5 ,
se hizo
otro
·tanto mas
fácil
quan..–
o se halló
mezctlada con las acciones mas
Jrdinarias
de
la
vida civil ,
y
quanto
el
1mor
propio se interes6 en el cumplimien- -
:o
de las obligaciopes
presc.dt~s
por
estas
virtudes.
.
,__
·Tal fué el
estado de
la
seciedad
en el
ligio
XVII ,
y
tales las costumbres
gene-
ates
en los
diferentes periodos
que lo di–
viéroo , contando desde la
total
extincion
de
la
liga despues
que
Henr~que
IV.sevt6
sen~
tado pacíficamente sobre el Trono de
sus
Padres hasta la muerte de Luis XIV. En el
uadro
que
acabam9s
de
delinear
no
hemos
extendido
nuestras miras
mas
que
á
la
Fran~
cia, lo uno
porque
las revohaciones que hu-
o en el
centro
de aquel
Reyno interesan
mas ,
y
lo otro porque los
demas
Estados
rto
hubieran presentado distinto espectáculo
sino
con las únicas diferencias
que .nacen
del
arácter
nacional ,
de
los
diversos inte¡ eses,
Y
ele la forma · particular de cada gobierno.
Y así
quando se
ponen
los
ojos
en
lo
que
Tom. XL
Aa
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