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(
HISTOlttA
~CLl!SYASTICA
Siglo que estaban unidos con ellas ,
particip~ron
XVII. del buen
suceso de la
paz.
Pereficxe, Arzobis·
po de
París , las restableció en el uso
de
los
Sacramentos , en
el
derecho de recibir
no·
vicias
y
pensioni$tas. No obstante ,
los
dos
Monasterios
de la
Ciudad
y
del
Campo
que
no
habían formado -mas
que
una sola ,
y
una
misma Comunidad , quedáron separados.
En
quanto al régimen
y
á
las rentas ,
la
de
Pa–
J"ÍS
se gobern6
por una Abadesa
perpet1:1a
/
con
nomb.ran1iento Real ,
y
la
del
Monas–
terio del Campo continu6 en ser electiva
y
triennal ,
y
en
este estado se mantuvo
ha5ta
.
.
su
supreston en
1709.
Aunque los Obispos de Alet , de Po–
miers , de Angers
y
de Beaubais
habían
to·
m
a
do grandes precauciones para q
u~
los
pro–
ceso~
verbales no se
comunicasen
á
·nadie;
habiendo oido su
lectura
los
Eclesiásticos
de
las quatro
Di6cesis,
no era posible que
,pa•
sase
mucho tiempo sin percibir
quál
era su
tenor. ·Y as{ se supo en París que
habian
in•
sertado J.a distincion de derecho
y
de hecho
declarando expresamente
á
sus Eclesiásticos
que en qua.nto al hecho solo estaban obli·
gados al
silencio respetoso. Súpolo
el Nun–
cio ,
pero no
tuvo
este
aviso hasta
despues
Cle
haber presentado al Rey el Breve por el
~ua l
Clemente IX.
le
manifestaba su
satisf~-
_czon por la
feliz
conclusion
de este nogocio,
•
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