GENERAL.
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~ran
.precisos. Su economía ,
y
el
órden que Siglo
hacia guardar en su casa , le diéron lugar
XVII.
de juntar una cantidad de setecientos mil
escudos Romanos, sin embargo, de haber
construido dos Palacios soberh>ios. Su pie·
dad, que lo habia hecho recomendable en
todos los tiempos de su vida, resplandeció
particularmente
á
la hora de su muerte.
Des-
de el punto en que se le di6
á
entender,
que
su fin
estaba cercano, no quiso oir
ha-
blar mas que de Dios. Mir6
el
Últin1o ins-
tante con aquella quietud , que es el fruto
de la buena
conciencia ,
y
del testimonio
que
se da ·ella
á
sí n1isma •
. Si en el Cónclave en que se eligió
~
Ino–
cencia
X.
se habian visto las cabalas
y
fac–
ciones n1over todos los muelles de la Polí–
tica , sucedió todavía peor en el que
s1gui6
. ~
la muerte de este PontÍfice.
Además
de
la
f:1ccion .
de
España
y
de Francia ,
ha
bia
aun
la
de
los
Barberinis ,
la
de los
Pan1phi·
lis , Medicis ;
y
además las
de los Domini•
cos, Jcsuítas,
Indiferentes
&c.
Todos estos
partidos, ansi<?sos de dar
á
la
Iglesia
un
Pa·
pa ,
·que les debiese su eleccion , se observa·
ban
unos
á
otros
sin
cesar,
y
se
burlaban su–
cesivan1ente.
Todos los dias
se
hacian
dos
escrutinios,
y
siempre faltaban
algunos vo–
tos para
que la eleccion fuese completa,
por–
que el
sugeto en quien pareciJ. que se fixa-
'
bdn,