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tadme Señor, en ese número; de lo íntimo
de mi alma os agradezco vuestro amor in–
finito, y os pido fuerzas para cor-responde–
ros con generosidad. Amén.
DIASEX'l'O
ORACION
Cuando os considero, oh dulce Jesús, en
la tremenda oración del Huerto, cuando
pienso que vuestra angustia llegó al punto
de que copioso sudor de vuestra preciosí·
sima sangre bafíase la
tierra, desde ese
instante santificado, no puedo menos de
cxtremecerme al recuerdo de mis culpas.
Ellas fueron, Señor, las que tan amargo
hicieron el caliz que por mi amor bebisteis.
Pero, mi Dios, infinitamente mayor·que la
gravedad de mis pecados es el mérito de
vuestra sangre divina. Por ella os pido
perdón y misericordia, por ella os pido
gracia para cumplir hasta la muerte el pro–
pósito que hago de amaros con todo mi
corazón. Amén.