158 / 308
- [ 136
J
apóstoles hacerlos pescadores de hombres:
á
todos
encargó del pasto de su rebaño: y
á
todos intimó el
precepto de enseñar su evangelio á las naciones, di–
ciéndoles: "Quien os escucha me escucha (1)." To–
dos en comun recibieron inmediatamente de Jesucris–
to la autoridad de gobernar los fieles, de juzgar las
causas de la fé, de predicar, de ordenar ministros, y
en una palabra, qe ejercer todos los actos de jurisdic–
cion necesarios para conducir el rebaño, que se les
confió de la misma manera que
á
san Pedro; pues
como enseñan los padres, "lo que se dice
á
Pedro,
se dice
á
todos: apacentad mis ovejas (2) ." Con que
siendo los obispos sucesores de los apóstoles, como
de san Pedro .Jo es el papa; si este por suceder al
príncipe del colegio apostólico goza en toda la igle–
sia del primado que tenia san Pedro, aquellos deben
ten e r igualmente los·mismos privilegios que los após–
toles
á
quienes suceden. De donde se deduce que
los obispos reciben su autoridad inmediatamente de
· Jesucristo, lo mismo que el papa, á la manera que
los apóstoles la recibieron lo mismo que Pedro; y que
en cuanto .
á
la autoridad episcopal, son iguales al
lJontífiee nnnano, como bajo ·este respecto lo eran –
los apóstoles á san Pedro, sin perjuicio de su prima–
do. Por esto decía san Gerónimo: "Todo obispo,
donde quiera que se halle establecido, sea en Roma,
en Eugube, en Constantinopla, en Regio, en Alejan–
dría ó en Taro, tiene el mismo mérito y participa de
un mismo sacerdocio:
todos son sucesores de los
apóstoles
(3)."
Esta verdad se apoya sólidamente en
la razon intrínseca que tantas veces be repetido con
(1)
E untes docete omnes gentes.... qui vos audit, me audit:
lbid.
(2)
t:um Petro dicitur, omnib
dicitur: pnsce oves meas.
(3¡ Ubicumque fuerit episcopus, sirve Romre, sive Eugubii, sive
Con:s~an~inopoli,
sive Rhegii, sive Alexandrire, sive Tarus, ejusdern
ment11 ejusdem est et sacerdotii: creterum omnes apostolorum suc-
cessores sunt.
·