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cn el frágil vaso de vuestro corazon
(1);
ha sido
para estrechar, en estos momentos de prueba, el
vínculo de caridad que nos une mútuamente, y
que nos une tambien con la Iglesia católica á· la
que tenemos la incomparable
dichad~
pertenecer;
ha sido para calentar
N
uestro corazon al contac–
to de los vuestros, que sentimos mas cerca de
Nos al exhortaros con amorosa plática
á
que per–
manezcais firmes, en estos momentos en que el
mundo sufre un récio vaiven , y en que una (;Qr·
1·iente de impiedad amenaza arrastrar
á
los abis–
mos de una muerte eterna á todos los que no se
abrazan fuertemente de la cruz de Nuestro Se–
ñor Jesucristo, que fué escándalo para los judios,
necedad para los gentiles (2), y para nosotros
árbol bendito de donde cogemos el sazonado fru–
to de una vida imperecedera.
Y ahora,que hemos preparado vuestros ánimos,
es llegado el tiempo de anunciaros que, segun
las últimas nuevas llegadas hasta
N
os, el Sumo
Pontífice, Nuestro Santísimo Padre, el Señor
Pio IX, se ha.llaba rodeado de enemigos arma–
dos , los cuales, despues de haber invadido el pe–
queño territorio en que ejerce su soberanía tem–
poral, amenazaban invadir tambien la ciudad de
su residencia, Roma, la capital del mundo cató–
lico, que hoy se pretende erigir por la fnerza en
capital del nuevo reino de Italia. Al daros cuenta
de este hecho atentatorio, lejos estamos de inten–
tar siquiera ofender con el pensamiento
ó
con la
palabra á los que lo han perpetrado
á
la faz del
mundo cristiano , que se pregunta con asombro
si esta es una empresa digna de la cultura del
(1)
2~·
Epístola de
S¡.'n
Pablo
á
los Corintios, Cap. IV, v. 7.
(2)
H Id. id. ,
Cap.
I ,
v. 23.