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los límites designados pdr él, los deberes de su sagra–

do ministe rio? ¿Aca so los Prelados del Pe rtt no se

ti–

tulan, no son rea lmente, Obispos, por la grac ia de Dios

y de la Santa Sede Apostólicá? ¿Queremos, por ven–

tura, convertirlos, como si fuesen Obispos anglicanos,

en age ntes eclesiásticos, por la gracia del Soberano

Congreso

y

de S . E. el Presidente de la R e pública?·

Todos estos absurdos entraña el pretPnclido clescono·

cimiento del nuevo Arzobispo de Lima,

si ~

por desgra–

cia, ll ega ra

á

reali7.~rse .

No

hay por

qu r~

estra ñar que

asi suceda, pues, admitidos ciertos princ ipios,

f' S

forza ·

· so acepta r sus con secue ncia s: esto, qu e r·s lúgjGo y na–

tu ra l

('11

toda cues tion, lo es, con mayo r motivo, en el

caso presente, por se r muy racional q ue , quitado el

fundam ento, todo e l edifi cio se des trn ya ; y sie ndo el

fundamento sobre e l cua l edifieó N. S . J <:s ucri sto su

I g lesia Ia ·sup rema autoridad de los

Rom r~n o s

Pontifi–

c~s,

sucesores d r l Príncipe- de Jos Apóstoles, es ine–

vitable qur, desconn ciclR. es R. a utor irlin l, en la t's fera

de a ccion qu e le es propia, por orde 11 acion divina, to·

do se deseoncie rte,

y

se pe rturbe cnmplet arú e nt e el

sis

temrt

cató!i eo, hasta ll egar

á

un ang lica nismo dis–

fra

zR.do-

Dios libre al

PPrú

df' semej a 11 te desgraci a .

V

ista la profund idad del

ó'~b i smo

á

qt te pueden con–

d u ~irn os

nu es tros

h o mbn~ s

de E stado, por la teme ra–

r ia · pretension de atribuir

á

los pode res políticos lo

qu e de ning una mane ra les pe rt enece, examinemos

brevemente los motivos

q11 e

al f'gan parrt co hotw star

tamaño atentado. E nt ra rnos en este exámen, con el

fi n

y

e l inte rés de qtt e se descubra, ca dR. vez H\as, toda

]a injusticia

y

g raveda d de la injuria, que se quiere

inferir al Ro rnal) o PonJífi ce y, f'll su augusta persona,

á

la I glesia cat óli ca .

¿Qné razones se al egan pam no cumplir las letras

ap6stolicas, en qu e se nombra al Arzobispo de Li–

ma? No, ciertamente, la de negar a l Papa la plenísi·

ma facultfld de nombrar

é

in stituir Obispos en la Re–

pública del P erú , como en las dema s pa rt es de la

I gl esia Católica. P ues , ademas de ser f'Sa .facultad

un dogma católico, es prác ticarn Pnte reconocida y aca–

t.ada po r el Gobiem o del P erú , qt1i en, toda vez que va-