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dejar
de
quejarme9 ¿Puedo mirar como !'esurt ..-.do de
la.
t·evolueion
y
de la ¡;uerra, lo que ni
1
¡
guerr-t, ni la r·e–
volucion han causado en la capital? ¿Pue do dejar d e re–
con oéer la obra del odio, del encoBo, del mJ s
ardient~
apeti w d e h i11niiLu·me
y
atorrn e ntarm . en
l.1~
provide-n–
cias r'e petid ·1s
y
vi olentas d e l gobierno d ep ,¡ rtamental? ¿Pue–
do ca ll ar
y
tolerar la mengu a que ha
s ~frido
m:i
honor,
el Vilipe ndio de. mi dignidad
y
Ia r eitúa c ion
ioterinina~
ble
y .
ten az de los mi smos agrav ios
y
atentados? z;Mi si–
len cio en una pers e cucion tan puhlic a
y
decidid a, no se
darí a
por•
prueba de mi culpabilidad? ¿no se alegaría co- .
ino url" sometimiento
á
los planes de mis enemigos,
y
u.naconfesion de su ju sticia?
. .
ÉL
limite del poder c6nferido por la autorizacion
·estraordinaria ecsiste· siempre en su propia naturaleza, en
el fin·
a
qu "l debe tender
Ct>tnO
toda autoridad socia·!, en
él obj eto particular p ara que e; concedido,
y'
á mas en
la
voluntad _espresa
i>
pres unta del que lo concede ¿Cual
es
él limite que h an reconocido, la regla que en sus ope–
l'aciones han r es petado los funcionarios de Arequipa? N o
h 1biendosé arreglarlo
á
la conveniencia del estadó, ni
a
las ecsij e l'lcia,s publicas en rnuchas de su1'! obras,
h~bien
do con ellas da ñado fr•ecuentemente
á
objetos tan impor–
tantes,
y
apartado su aten cion
y
vista del term·ino á que.
eu der•e chura 'debieron caminar ¿consultaron al menos la
Voluntad de
V.
E?·
siguieron su ejemplo? imitaron sú mo–
d e rac ion? obserVaron su prucienci a? cuidaron siquiera de
no con trar ia r sus de3 ign ios ilus trados
y
ben efi cos? ¿recor–
d a r•o n algu na vez que habi e ndoles coalhdo
V .
E. un po–
der util ó p . rnicioso
a
la sociedad, segun el uso que del
se
h .t ~:t,
debi e ron
recibil'le como un de posito
sagrado ,
adm i ni~tra rl e
imparci al
y
lealme nte
y
tomar a
V.
E.
por
sn .ua estro
y
por s u modelo? &Qu e analog ;·.J puede h ll lar-
. se " ntr e s u conrlucta
y
la d e
V.
E.
ó
mas bie n,
'~ Ll a nta
y
cuan singul ar·
y
notable
no e_s
la contrari e d · d? ¿Que
e scusa t e ndr
10
de haber o brado eontra la voluntad pu–
hli ea
y
manifes tada poi' nobles 1ceiones del J efe qu e le s
comLllH'Ó
y
confi.J el poder que ejer cieron
y
ej e rcen? ¡No
h abe r emuhdo al me nos, ya que no por de ber, por je–
nerosa ambician,
la gloria
de V.
E.! la gloria pura de