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- 4-

2. Hablando este Santo Padre

eu

otro lugar

<le

la unidad

Je

ln.

Iglesia Cristiana en todas partes, pues en todas se adoraba

á

Cristo,

y

se observaba una mism.a regla. de verdad, reconocía.

que "los obispos, ya fuesen de Roma

ó

de Eugubio ó de Constan–

t inopla.,

ó

de Regio, ó de Alejandría, ó de

Taue~,

to.dos eran de.

~gual

m.érito y sacerdocio,

sin

qne el po,der de las riquezas, y la

hu–

mildad ele la pobreza ensalzasen

á

unos, ó abatiesen

á

otros"

(2) .

Los Concilios

al

<lar cue.nta de lo hecho.por ellos en negocios

gra–

ves, se dirijian

á

todos

1013

obispos indis.tintamente, como

á

c.onmi- ·

nistros suyos; por ejemplo el Con,cilio Antioqueno, despues de

ha–

ber condenado

á

P.aalo de &J.mosata,_escribió

á

D.ionisio obispo do

Roma,

á

Máximo de Alejandría, y

á

todos. los demas.

-Di01~isio

el

JYl.á xinio, et omn,ibus per

univer.mm

orbeni co1mninistfJ.:-ÍS nostris;

el d'e

Alejand1·ía en la causa de S. Atanasio,

dijo-011inib1is 1ibiq'ue Ec–

clesice cat/wlicce Episcopis dilectis, et rlesideratissirnis fratribus;

y

el

de Constantinopla

á

Jos obispos reunidos en

Roma-Dámaso, Am–

brosio, Brittoni, Valeriana, et ceteris sc&nctis Episcopis

(3).

3

Ta.n reconocida era esta igualdad de los obispos, que los

Padres de un Concilio de Roma la hicieron valer, al lado de la pri–

macía. del sucesor de S. Pedro, en

la

carta que escribieron

á

los

Emperadores Graciano y Valentiniano, en favor d·el Papa Dáma –

so. Los Papas

y

los Obispos se llamaban unos

á

otrn13-hermanos,

y

e~ta

palabra; teni_a entónces sentido cabal: se dabam recíproca–

mente el título de

santidcid,

como el Papa

S..

CelQstino al obispQ,

S. Cirilo de Alejandría-litterce

quas sanct'itas

t1ta_

q.a.

(

4) Todos

ellos eran considerados como sucesores de los Apóstoles,

y

Após–

toles tarnbien eran llamados,

y

Vicarios de Jesucristo,

á

quien S .

.Pedro llamó Obispo en el cap. 2.

0

ele

f?U .

epist.

la_.-Episcopnm

ani1narum ustrani,1n:

el nombre el.e

Paptt,

:tes era igualmente co–

mun,

y

con especialidad en la Iglesia Afriqana. Eran tambien lla–

mados

sumos sacerdotes, smnps Por¡,t(fcces,

y

PQntífices máximos:

en,

la España dejaron de lla.marse

apostólicos

en

el

siglo

10,

para dis–

tinguir al de

la

Iglesia de Santi_ago;

y

para,no confundirle con el

de Roma, llamaban

á

este

apostólico R,omano

(

5).

4.

Mas no era

la

palabra lo qu,e recomendaba y engrandecía

á

los obispos; eran

~us, sa~rada_s

y subfünes funciones, las que ha–

cían aparecerlos ante los fieles cristianos, como en verdad lo me–

recían,.

"A

eilos les tocaba, son palabras del docto Tomasin, la,

predicacion de la pala_bra, la propagacion de las Iglesias, la con–

version de los gentiles, la a,dministracion de los negocios eclesiás–

ti~os

en las ciudades: solo el Obispo confería el sacerdoci@, pues

el solo obtenía su plenitud. Jesucristo ha instituido el sacerdocio;

pero el Obispo lo comunica

y

derrama, para que lo ej.erzan los.

~resbíteros;

y

es ta.nt.a la opulen_cia

y

fecundidad del Episcopa-,