AL LECTOR.
Al terminal: un Opúsculo que con el título de
El Sol en
Zenit
dimos
á
luz el año 52, nos comprometimos
á
prose–
guir nuestra obra, inpugnando los errores del Señor Vigil.
Pero nmltiplicadas desde entonces nuestras ocupaciones
á
causa del Ministerio Parroquial con que se nos invistió,
y
habiéndonos visto en los umbrales del sepulcro por una gra–
vísima enfermedad que por largo tiempo nos inutilizó para
trabajos mentales, hemos tenido que retardar contra nues–
tros deseos la realizacion de nuestro compromiso. Conva–
lecidos ahora bastantemente,
y
lo que es mas, habiendo lo–
grado las licencias necesarias para leer las obras prohibidas,
inclusas las del Señor Vigil, nos hemos contraído á dar prin–
principio á nuestra obra, haciendQ us.o de aigunos apuntes
que en momentos reducidos hicimos en años pasados.
Corno el S. Vigil echa en su
1~
Disertacion los fundamen–
tos de todas las demas, he creído sin temor de engañarme
que destruidos esos fundamentos, todas las demas Diserta–
ciones vienen por tierra. Por tanto; me he contraído
á
se–
guirle los pasos en esa Disertacion. No he dejado argumen–
to suyo á que nn halla contestado:
y
como la verdad cató–
lica ha sido mi
norte, estoy seguro de haber llegado feliz–
mente al puerto
desea.do. ¡Ojalá siguiera una alma se desen–
gañe de entre tantas que desgraciadamente han caído en el
lazo que el Sr. Vigil les ha tendido!
Despues de tanto
y
tan bueno como se ha escrito en im–
pugnacion de los errores de este Sr. parecería ocioso hablar
de nuevo sobre esas materias; pero Sn Santidad el Sr. Pi o IX
ha tenido la bondad de exortarme para que escriba contra