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pudiera ser que en el calor de la discusion la pluma
inflamada del celo de la verdad
y
del honor de la
religion salle las ban eras de la moderacion : mas ,
eslos serian ataques de la verdad contra el error.
no menosprecios ni desmanes irritantes de un ami–
go que ama á la imágen de Dios. ¡Ojalá se pre–
sentára.ocasion de rubricar con nuestra sangre los
sentimientos que espresamos!
Quizá hemos emprendido un trabajo que no está
en proporcion con nuestras débiles fuerzas: como
quiera , el amor
á
la verdad
y
al triunfo del catoli–
cismo , el deseo de ser útiles
á
la patria, á la Igle–
sia, á la sociedad entera,
y
sobre lodo la gloria de
Dios, autor de todo bien, dan brfos
á
nuestra iner–
cia,
y
nos hacen decir :
Todo lo puedo en Aquel que
me conforta.
No aspiramos en esta obra al mérito y
honores de una originalidad; no. Ni el argumentolo
consintiera, ni debe el mortal ambicionar el aura po–
pular , que el aliento postrimero disipa. Ahí están
Jos escritos en varios idiomas, aunque muy escasos
y
no completos en el español , de donde sacamos
Jos pensamientos, las frases
y
hasta trozos enteros .
cuando nos han parecido inmejorables; pero sin per–
juicio de emitir los nuestros,
y
añadir á aquellos
otras reflexiones, fruto de nuestro estudio
y
mcdi–
lacion. Si como séres falibles nos hubiésemos es–
traviado , Jo juzgará la crítica ilustrada,
y
sobre lo–
do Aquel que sentado en el trono de S. Pedro , es
doctor de los doctores,
y
como pastor universal con–
duce al aprisco cristiano
á
las ovejas estraviadas,
y