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-6-

tndo profundo pensador sobre aviso, es esa aglomera·

cion de elementos cornbustibles, que la velocidad del

vapor itnporta semanalmente de ultramar

á

nuestras

ciudades, tan expuestos

á

la fatal explosion por-cual–

quiera chispa que prenda en ellos. Lo qne nos asusta,

lo que debe asustar

á

toda alma recta, en cuyo fondo

late un sentimiento de religion y patriotismo, es esa

circulacion eléctrica de la palabra

del

error, que ni las

inmensas rlistáncias, ni los abismos del Oceano pueden

impedir· que todo lo invada, todo lo corrompa, todo lo

tnalee, inteligencia, enseñanza, lPgislacion, civiJizaciqn,

rnoral, religion. Son demasiado estrepitosos los hechos

contemporáneos para pernHlnecer tranquilamente ador–

n1ecidos en el lecho de la indiferencia.

Se nos

dirá,

quizá, que somos ''unos visionarios,

unos soñadores escrupulosos que sembramos la n1as in–

fundada alarma,'' como de tal se le ha calificado por

la prensa limeña al diario religioso "La Sociedad,"

con rnotivo de su editorial: Huelga de obreros del Ca–

llao?

Muy gustosan1ente pasaríamos por esta humillacion

á

trueque de ver

á

nuestro amado suelo exento del

contagio casi universal. Pero, por desgracia, las ins–

piraciones mas candorosas de una confianza ilirnitada

no siernpre son parte para eludir las consecuencias de

la lógica inflexible de los hechos. ¿Quién de los espa–

ñoles acusaría hoy de vis1onario al sábio Balrnes, por

haber escrito en su Filosofía elemental, hace unos vein–

te años, estas literales palabras. "En la actualidad es

rnas necesario que en otros tien1pos el estudiar

á

fon–

do el principio del derecho ele propiedad, porque se ha–

lla vivamente con1batido por escuelas disolventes, y

an1enazado por sectas audaces, que probablemente cau–

sarán profundas revoluciones en el porvenir de las so–

ciedades n1odernas."

A

la razon apenas se discutían

en Francia las teorías de Saint-Simon, y se instalaban

en Inglaterra, Suiza y Alemania, las sociedades socia–

listas y comunistas sobre los principios deletereos pro–

clanlados por Roberto Owen, M. Cabet y el Dr. Veit–

ling. N o era eJ soñador de rnal agüero, era el filósofo

pensador que del carácter del error y de las tenden-