MEMORIA POLITICA
~OBRE
LA
TOLERANCIA
RELIGIOSA!
--
§.
l.
Opiniones del presente siglo.
Sentiríamos que nuestros loctores recenociendo
el
objeto de esta discusion, la pasasen por alto atribayén·
tlola
á
preücupacion. Recuerden que es el punto políti •
C:'J
mas interesante en nuestras actuales sociedades: que
los escritos que generalmente nos inundan, son dirigidos
á
protejer la tolerancia religiosa; sin que tal vez hayan
leido alguno que manifieste sus inconvenientes políti–
oos : que en los libros del día se equivoca regularmente
la prohibicion de.diversos cultos publicos en un esta–
do , col'l la persecucion
y
destr0zo por las opiniones in–
ternas religiosas: que los argumentos formad0s
a
fa·
vor de la tolerancia en un pais donde gran parte de sus
habitantes profesa un culto distint0 def dominante , se
quieren aplicar
á
los estados donde solo se profesa una
re'ligion : y finalmemte que no es lo mismo la permision
de distintos culto:¡ publicos en tm país reducido don<J.e
existen on mismo idioma , leyes, costumbre• &c. que
en
up
gran imperio compuesto de distintas y separadas
naciones, con leyes , costumbres , idioma &c. divér–
:oos entre si. Pero acerquémonos
á
la cuestion.
" ¡Es posible ( dice el Se"ñor Blanco en su Mensa–
gero de Lónd.res ) ql!le el intérprete , y probablemente
el autor de una Cünstitucion tan liberal como la de
Chile , pudiese escribir el párrafo siguiente ,
á
no en–
tregarse como des.asperado
á
la corri·ente irresistible de
un pueblo educado bajo la tiraRÍa de la inq\lisicion es–
pañola?" Este parrafo es el del Examen Instructi–
vo, que impugna ·la toleraneia religiosa, y que luego
transcribiremos.
.
Rogamos
a nuestros.conciudadanos que e:n este
gravísimo pul'lto
refiexi0n.en pq.r si ,
pot
la historia
y
}lor sus propios sentimientos , sin esclavizarse
á
los
li~