AÑO CHR ISTIANO.
jutor ea la predi acion del evang lio , hombre escogido
de Dio.s,
cuyo nombre
estaba es
' ri ·o t n
l lib ro de la vida.
No se sabe
a
punto fixo
i
suc ·dió en 1 pontifi cado in–
mediatamente
a
San P
dro .
aunque el , en tir comun de la
Igles ia parece ser
que San L ino
y
San
Cleto Je
r
recediéro n
en el gob'erno de
tOdd
e la. Llevó al tronb ponLificio la
ino–
cencia ; habi endo c;:onservado toda Ja vida u pureza vir–
ginal. Durante su pontificado sucedió · entre lo. fi eles
de
Corinto una desgraciada d1vision que hizo mucho ruido.
H bia florecido g randemente aquella
i gle~ ia
por el
~xer
cicio de
las
vir udes chri tianas
y
por su excmplar edi–
ficacion desde que el apóstol San Pablo la había fundado;
pero
ho
perseveró en su primitivo fervor. Turbó su paz la
emul~don
de algunos pa rticulares.,
y
se
lloró despedaza- .
da con
un
funesto cisma que se formó dentro de su mismo
s
no. Viendo los fi eles de Corinto los progre11os que iba ha–
ciendo aquel incendio fatal, imploráron el auxi lio de otras .
~glesias
pa ra
cortarle ;
y
se dirigiéron principalmente
él
-la de Roma que se hallaba
a
la sazon en Jo mas vivo de
~us ~ribuladones.
Lueg9 que
Dio~ r~stituyó
la paz
a
esta
ig1e
1a
con la muerte del perseguidor que la agitaba , con–
vir tió
SU
atencion
a
los corinci
>S ,
y
lo
escr ibió aquell a
célebre
y
admirable carta que tanto alabáron
y
poude–
ráron los. padres,, s·endo uno de los mas preciosos mo–
numentos
de
la antigüedad. E stá escrha con tan
d~licada
mezcla
de
fo rtaleza
y
de suavidad, que, corrigiendo el
mal, hace amable el remedio.. En ella resplandece la pru–
dencia
y
la dulzura ; habla la caridad apostólica,
y
su
~stilo
es natural , claro , perspicuo, sin
~rtificio
, despojado
de todo. adorno extraño.
y
forastero. Dice San lreneo que
con aquena epístola restableció San Clemente la fe
y
la
caridad entre los. hermanos. de Corinto-,
y
los
anunció la
t rad.icion que·
ya
habian recibido por el ministerio de
los apóstoles. Al mismo tiempo que el Santo pontífi ce
estaba todo dedicado
a
solicitar la salvacion de su re–
ba(lo con el desvelo que correspondia
a
la dignidad
y
i
la· obltgadon
de
pastor universal,, se levantó una furio5a
persecucion contra su sagrada persona como cabeza de
todos los christia nos. Fué citado,
y
se vió precisado
él
comparecer delante del prefecto del pretorio. Rog ' ;e Ma–
l!lerlino (así se llamaba el prefecto )
que
no
qui5iese
echar
un