.NOVIEMBRE. D!A XXII.
3~7
bi~~es
ni
i
las.
honras temporales
a
que a1;pi ran
~
No
te
, afltJas·, pues, sino del pecado quando te suceda algun con–
tratiempo~
consuélate con que eso
OQ
es pecado.
Sucé–
dat~
lo
q~e
!e sucediere, por triste, por dolorom que sea,
rep1tete a
ti
muchas vece! con el profeta :
,Q,11are tristir
es ánima
mea~
&
quare contúrbas
me~
Qué motivo
t~n
go yo para escar tri te ni para
afligirme~
La pérdida de
este pleyto no es pérdida de la gracia ; este contratiempo
oo es pecado ; no pierdo la amistad de Dios por esta des–
gracia
que
me sucede.
Quare tristis
es~
Pues por qué me
he
de afl igir por un accidente que
no
es cosa
mala~
Al-.
guaas veces puede in3s
la
tristeza que
las
máximas,
que
los principios de la religion; pero las reflexiones christia–
aas disipaa
mas
presto la mas
negra,
la
mas
sombría tris–
teza. No hay
otro
mal verdadero que el pecado;
y
morir
en pecado es el colmo de
todas
las desdichas, es el ..su–
premo
mal. Sea
esta gran verdad la
materia
mas comua
o.e
tu medicacion.
DIA VEINTE Y TRES.
San
Cle1nente
papa
y
mdrtir.
F
UÉ
~an Clemen~e ~an
distiugui_do por el
esplendor
de
su ilustre
nac1m1ento., que
estaba emparentado
con
los emperadores romanos. Todo era grande
en
este Santo:
' el orígen, la dign·dad • las virtudes, la doctrina. Su pa–
<Ire, que era senador, se llamó Faustino ,
y
su
m~dre
Mat–
tida. El palacio de estos señores estaba,en el
monee
Celio.
Tardó poco Clemente en añadir al esplendor de sü cuoa
· el de su mérito
persbnal;
y
haciéndose
mas
hábil en
el
estúdio de las
letq1s
huma0as' llegó
a
poseer con perfeccion
la lengua griega. Pero fa ltába.e el conocimiento de las
verdades de la fe quando, por grande dicha
~uya, ent~á
ron en Roma San Pedro
y
~an
Pablo,
de
quienes se hizo
discípulo,
y
le instruyéron en las verdades de la religion
aquellos dos gr.andes maestros de todo el universo. Ade–
lantó
taaL~
en ella, que San Pabl9 le apellida
su
co~d-
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JU...