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NOVIEMBRE.

DIA XI.

155

d~dicarse

enteramente al servicio de Jesu-Christo;

y

ha–

biendo oidn hablar de la virtud de San Hilario, obispo de

Poitiers.,

fué

en busca suya para aprender

en

la escuelá"

de tan grande maestro las máximas de

la

vida interior.

Hizo tantos progresos en

la

virtud, que San Hilario le

quiso ordenar de diácono; pero él se contentó con el gra–

do e

exorcista , siendo todo

lo

que por entónces se pudo

conseguir de

su

humildad. Dióle el Señor

a

entender ser

voluntad suya '

.que

hi~iese

un viage

él

su tierra

para

con-

1vertir

a

sus padres que todavía eran idólatras.

Al

pasar

.los Alpes cayó en .manos

~e.Jadrones:

uno de ellos levan–

tó el brazo para hendirle la cabeza; pero

o~ro

compañe–

ro le detuv.o: maniatáronle,

y

encargáron su custodia

él.

uno de

la

quadril

la: é

ste le preguntó quién era ?,y Martin

le

r~spon4ió

·:.

ro

s.oy

christ.iano.

Replicóie el ladron:

Tie–

nes

miedo?.

Nunca

tuv

e

ménos

,·repuso el Santo

,p(jrque Dios

asiste en los peligros.

rQuedó aquel hombre tao pasmado

i

v'ista de aquella constancia

y

heróica magnanimidad , que

no solo dexó

la

profesion de ladron para vivir christiana–

mente, sin.o

que

~e

hizo religioso para dedicarse entera–

mente a .Uios,

y

de su mi-sma1voca se supo despues este su–

ceso. Llegó

a

Ungría.,

convirtió_a

su

madre

y a

otra.s

muchas persoaas ; pero

no

pudo reducir

a

su padre,

y ·

el

desventurado viejo murió en su ceguedad y obstinacion.

Allí

defendió la fe católica contra los ar.danos, que al ca–

bo le echáron de.L pais despues de haberlo azotado públi–

cam~nte.

Dirigióse

~ a

Mílan,

y

se·encerré en

un

monaste–

rio; pero la 1faccio11 de Jos arrianos tambien le arrojó

de

él.

Retiróse

a

una isla .del mar Tirreno, donde por mucho

t iempo se sustentó con las yérbas del campo.

En

una oca–

sion comió acónito sin conocerle ; pero sintiendo

el

efec–

to del veneno que le despedazaba las entrañas , hizo ora–

cion,

·Y

quedó libre. Vol vió

a

las Gáulas en busca de San

Hilario: edifk@ junto

a

Poitiers un monas terio ; y

v1v1en–

do en él santísimamente en compañía de algunos moo2'

s,

resucitó

a

un catecúmeno que había muer to sin recibir

el

bautismo, y vivió despues muchos años. Poco tiempo des–

pues resucitó otro criado de Lupiciano, señor principal,

que se habia ahorcado, suspendiendo Dios su juicio por

las oraciones de nuestro Santo .,

y

haciendo uno de aque–

llos extraordinarios prodigios de su misericordia que nos

de-