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-AÑO CHRISTIANO. ·
de
to.dofo
terreno :
la agilid_ad de lAs
alas
y
la
acti vi–
dad
del.fuego simbolizan admirablemente ló abrasado
'de
su
~mor,
y la ligereza con que corren en el camino de la
virtud.
Enamorada Epístem'él de esta explicacion,,
y
sin–
tiendo en su alma la 'impresion del ·divino amor, dixo
é\
Stl
marido :
Pues no podlamo.s nosotros hacer lo
mismo
,
con–
servando
la union de
nuestros coraZ<>nes,
JI
separándonos
para vivir mas
desprendidos,
JI
para entregarnos mds
a
Dios
~ '
Apoderado Galacion del mismo ,divino amor ,. con–
sintió en.
la
proposicion
~
.encomendáron los dos al Señot
su
generoso intento ·, y el Señor los di6 gracia para
exe–
cutarle. Repartiéron sus bienes entre los pobres,
y
salié-
. ron
de
Emesa acompañadoS' de Eutolmo, que era el cria–
do de su mayor confianza. Caminároo diez jornadas , y
se
halláron en un monte que los l)aturales llamaban mon–
. te Público, poco distante del monte Sin, donde encon–
·tráron un m·onasterio habitado
por
diez
u
doce monges.
:Pidió Galacion el hábito, diéronsele,
y
Epístema fué ad-
mitida en otro monásterfo
de
vírgenes que estaba mas
metido en lo interior del desierto. Vivian
10s
dos con
una
vida ·de ángeles , sin otro comercio
que
con solo· Dios,.
go, ando la dulzura de la soleda:d,
y
sustentándose con
óracion
y
con
p~nitencia, ;
quando
de
repente se enceg–
di6 el füego d'e la persecucion que excitó
el
emperador
Dedo. Derramáronse por
~odo
el
monte Sin los ministros
de
su
impiedad para prender
a
los solitarios' los ,quales
h1:Jyéron todos; e-xcepto Galacion y otro monge.
Acia Ja
mitad de la noche precedente babia tenido Epistema otro
mi teriosG •Sueño. Pareci01a que habiendo ido
a
un
pala–
cio en
~omp~fiía,
de
su esf)oso ,. e! :rey
de
aquella tierra
los habta puesto
a
cada uno una corona en la cabeza. Por
·Ja
mañana confió este sueño al mayor,domo de la casa,.
quien la asegurq,
que el
palacio era: el reyno celestial
·donde ella babia de reynar. con Galacion. Noticiosa la
'
chr~~tiana
heroína de que Galacion
babia
sido p reso , se
· sub10
a
lo mas elevado del monte,
y
se sentó ·donde pu–
diese ver sin ser vista. Pero quand·o le vió pasar carga–
do de cadenas ,
pudo
mas que todo su ardiente deseo
-ideJ.
martirio' y corriendo
a
él
exhalada'
le
dixo enter–
·necida:
Mi señor,
y
.guia
·de mi alma, no
me
nieguf!s
que
soy
t~a
:
acuérdate de lo que conéertarrios entre los
dos.
1
·
.
Di-