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ENERO. DIA VI.

59

nacer el

Salvador~

Todos

a

una voz .respondieron que

en Bdén , pueblo humilde de la T f.íbu de'

judá,

segun la

profecía

<;le

1\1ichéas, quando asegura que

la

desconocida

aldéa de Belén , no obstante su pequeñéz , tendría la glo–

rja, de c¡ue carecerían las Ciudades mas ilustres , de dar

un Príncipe, y un Capitan General

a

tod0

el Pueblo .

de

Israel. No fue menester mas para

ll~nar

de turbacion el

ánimo

y

el corazon de aquel ambiciosísimo Príncipe, cu-

ya crueldad era igual

a

su ambician.

.

Había ya resuelto deshacerse de aquel Niño;

y .

lla–

mando

.a

parte

a

lo~

Magos, les hizo cien cavilosas pre–

guntas. Sobre todo se informó exactamente de ellos

de.l

tiempo e

n que les habia aparecido la estrella,

y

reco-–

nocien.do

al mismo tiempo su piedad, y su desconfianza,

afectó ap

robarles mucho

.su

devocion '

y

los exhortó'

a

que prosiguiesen su viage. ·Id , les dixo , id en buen hora

a

Belén,

don~e

ha de nacer ese Rey prometido,

y

ese

Libertador de su Pueblo; informaos menudamente de to–

das las circunstancias de e·se Niño,

y

hacedme el favor

de volver

,a

'honrar mi Corte , donde

o~

espero con im–

paciencia, para que me participeis _lo que hubiereis des–

cubierto'

a

fin sJe que tambien logre ·yo la dicha de ado-·

rar

a

ese Divino Monarca. De esta manera pretendia en–

gañarlos

artíñciosam~nte

para hacerlos caer

en

el malicio–

so

lazo que les· armaba.

Luego

que los Magos se despidieron de Herodes

-t

y

volvieron

a

ponerse en camino, volvió tambien

el Señ

or

a

restituirles su resplandeciente guia. La estrella,

9.ue

se

les babia encubierto desde que entraron en la Co

rte ,

se

dexó ver otra vez apenas salieron de ella, y los condu–

xo derechamente

a

Belén.

No es facil hacer concepto del gozo

que

inundó sus

corazones quando volvieron

a

registrar aquel astro' y so–

bre todo quando le vieron hacer alto,

y

parane perpen–

dicularmeµte sobre el humilde ponalillo donde estaba el

nuevo Rey. Entraron en él, y hallaron lo que buscaban.

Encontraronle en los brazos

de su

Madre, y no vieron

ningun aparato ,

nin~una

·señal exterior que le diferen–

ciase de los demás niños. Con todo eso aquella misma

interior

luz,.

que les dió

a

entender lo

que

significaba la

estrella , esa misma les hizo conocer ,

en

me.dio

de

aquel

·

ex-