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AÑO CHRISTIANO.

que era Oriental respecto de Jerusalén ,

y

de Belén. La

opinion mas verisímil es, que, vinieron de la Arabia felíz,

faabitada -por los hijos que Abraham tuvo en Cethurá su

segunda muger; es

a

saber por Jecthan, padre de Sabá,

y

por Madian, padre de Epl1á. Esto lo , tenia pronosticado

David bien claramente; quando dixo

que el Mesías sería

adorado por el

Rey

de los Arabes.

,

y

de S abá

,,

quierv le

ofrec~ria

oro de · Arabia.

Y el Profeta Isaías babia anun–

Giado lo

mismo, diciendo -que vendrían de Madian

,y

de

Ephá sobre camellos, como tambien de Sabá para recono–

oerle

.,

ofreciendole incienso,

y

oro,

Jl

publicando en todas

partes sus alabanzas.

No favorecen poco esta opinion las

espécies de. dones que

le

ofredt:rori ; porque

el

oro., el in–

ci.énso,

y

la mirra nacen principalmente · en la Arabia.

Fueiron guiados los Magos por la éstrella durante todo el

viage , que

fue

de doce dias ,

o

cerca

de

ellos. Serviales

de guia este luminoso ast!O, no

de

otra manera que

la

co–

lumna

de

fuego iba conduéiendo

a

los Israelítas por el

desierto quando salkron de la esclavitud de

Egy

pto para

la

tierra , de promision; pero quando los Reyes se

~acer~

caron

a

Jerusalén , desapareció,la estrella.· Por eso entra•

r-on en aquella Corte preguntando por el nuevo Rey,

cu~

yo nacimiento les babia anunciado la estrella en el Orien–

te. •Fue grande · la conmocion que causó ver

a

unos hom..,, ,

bres de aquel carácter ,

:que

venian _de País tan distante;

preguntando por

UÍl

nuev.o

Rey{~de

los Judfos'

a

quien les

mismos

J

1,1dío~

no conocian , ignorando d'el todo su naci–

rnien to. Pero el que mas .se asustó, fue el Rey Herodes,

que quiso verlos para informarse µienudamente del mo-

tivo de su viage. , ,

·

; Zeloso de su· dignidad, y temie.ndé> perdet •la corona

que; ind·ignamente p0seía, m-a.ndó (Jl punto

que : concurrie~

sen

a

Palacio

todo~

los Sacerdotes

y

Escribas de la Ley;

esto es , los que

t~nian

obUgacion «ie explicar al Puebl0

las Divinas Escrituras, cuid.ando que fuesen bien enten–

didas,

y

que

flO

se introduxese

alg.un

error contrario

a

SU

verdadero sentido. .

i

.•

'

i

· ,

.

, ,

:

Bien· conoeia

que

un Reyi, ·

cny<i>

·nadmierito

anítmda–

ba el Cielo con •señas tan especiales , no podia

1

ser ' otro

que el Mesías;

y

así la pregunta que hizo

a

la Junta, la

limitó

a

estos precisos términos. Decidme : dónde ha .de

na-