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ENERO. DIA VI.
6r
npaga, que inutiliza la luz de la gracia. En vano brilla
~Sta '
si
se cierran los ojos
a
su resplandor.
El
País de los
gustos , nunca lo
fue
de la virtud. Apenas
se
retiraron
los Magos de la Corte de aquel impío Monarca, quan–
do volvieron
a
descubrir la estrella que se les babia ocul–
tado. Pocas veces
se
dilata largo tiempo la vuelta de la
devocion sensible. No basta ponerse en camino; es me–
nester ir adelante, es menester no parar hasta llegar
al
término. Pero nunca nos pongamos delante
de
Dios con
las manos vacías. La caridad, la piedad , la mortificacion
son
dones muy de su gusto; el corazon contrito y hu-,
millado siempre es bien recibido.
.En la opinion mas comun de los Expositores
y
Pa–
dres , los Magos .llegaron
a
Belén trece di_as despues que
babia nacido el Salvador. Este tiempo bastaba para que
viniesen de la Arabia; y por otra ·parte , si se hubieran
detenido mucho mas , es cierto que no hubieran encon–
trado al Señor en el portalillo
de
Belén. Es verdad que
Herodes hizo degollar
a
todos los niños
qu~
no pasasen de
dos añ_os , segun el tiempo que se babia informado de los
Magos; pero esto solo prueba, que viendo Herodes como
no venían , los tuvo por unos hombres simples , ligeros
e
ilusos' que' avergonzados de no haber encontrado al
que venian buscando desde tierras tan distantes ,
BO
se
habián atrevido
a
vol ver
a
la Corte ; y llegando despues
a
su noticia las maravillas que habían sucedido ,en
el
. Templo , con ocasion de aquel
Niño ,
que.- se decía ser -
e!
Mesías , entró en un cruel füror, que le movió
a
man–
dar pasar
a
cuchillo todos los
niños
de dos años abaxo,
que habian nacido en Belén , y en sus cercanías , por no
dexar con vida al que le habían anunciado los Magos,
sin
declararle el preciso tiempo de
s~
nacimiento•
.'
Casi todos los Padres de los primeros siglos son de
opinion que la .estrella era un astro nuevo , cuyo resplan–
dor, como dice San Ignacio Martir, excedia al ·de todos
los demás , criado por Dios únicamente para el ministerio
de anunciar
a
los hompres el nacimiento del Rey de los
Cielos.
En fin es tradicion constante, de la qual ·no
hay
razon
alguna para desvia!qos, .que aquellas primicias de la Gen..:
tilidad, que
vinieron
a
adorar
ai
verdadero
Dios,
eran.
ver·