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ENERO. DIA XXVIII.

441

.

I

. .

Beáti mJsericdrdes

;

qur/niam ipsi misericdrdiam conse-

.

·

quéntur.

Matth.

5~

·

Bienaventurados los misericordiosos con los pobres; porque

tambien Dios te'ndrá misericordia de ellos.

'

P R O P O S l TO S.

Q

Uando por un error tan perjudicial como grosero,

llegues

a

persuadirte' que solo has de dar limosna

.

de lo que te sea absolutamente superfluo, acabaste

de una vez con esta obligacion indispensable.

S~rá

preciso

entonces que la recibas tú, y la pidas al pobre mas· nece–

sitado. Serán tantas y tan urgentes las necesidades que te

ocurran para ·decir . que nada te sobra, que sola su enu–

rneracion podrá mover

a

lástima ; y no habrá mendígo

que pueda contar otras tantas. Juzgarás necesario el man–

tener un luxo ruinoso; para no desdecir de tus iguales,

ó

excederlos , si lo permiten tus rentas. Tendrás por nece ·.

sario el aventurar

a

la suerte en un juego gruesas sumas

con que pudieran subsistir muchas familias. Tendrás por

indispensable adornar

y

enriquecer esos ídolos· del de–

leyte , · que merecen tus .adoraciones; .

y

esee es un fuego

que nunca dice: basta. Será necesarfo sujetarte al capri–

cho de la moda,

y

pagar

a

precio exorbitante una va–

gatela ., que de nada

~e

sirve , y acaso te incomoda. Y

h~llarás

un solo pobre que exagere tanto sus necesida–

des~

No tiene límites la codicia; y si ·el mundo todo se

empeñase en enriquecerte , nunca te sobraria cosa al–

guna ·para ·el pobre. La dureza ·de los ricos

y

sus locas

profusiones , son las que multiplican los pobres en el

pueblo. Y aunque muchas veces la Providencia

se

com–

place en llenar de bienes

a

los pobres '

y

privar de ellos

a

los ricos' ninguno piensa que esto haya de pasar por

1

él. Ponen su confianza

eri

los tesoros,

y

aquella es tan–

to mayor , quanto éstos se aumentan cada ·dia con lo

que se usurpa al necesitado.

2

No dexes de hacer la limosna que pudieres , segun

tu estado

y

condicion. Y

par~

que tengas una regla se–

gura , que te enseñe cómo debes portarte con el ·pobre,

ponte en lugar suyo,

y

mira cómo

qui~ieras

ser trata–

d.o por el

rico.

Asi verás facilmente quantos medios te

subministra esta sola diligenéia- para el

soc~ro

de los po-

bres,