Table of Contents Table of Contents
Previous Page  474 / 582 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 474 / 582 Next Page
Page Background

398

AÑO

CHR tSTIAN.O.

sia, en cuyas obras se lean los puntos de moral ,

o

de la

Doétrina Christiana explicados con tanta claridad,

y

me–

nudencia, ni cuyos

e

·critos sean mas instruétivos, mas

ner–

viosos, mas eloqü.entes ,

ni

mas delicados.

Grangeóse Chrisóstomo tanta reputacion ,

y

tanto cré–

dito en los doce primeros años de su ilustre Sacerdocio,

que habiendo vacado la Silla Patriarcal de Constantinopla

en el de

397

por la muerte del Patriarca Neétario, no

se halló otro mas digno de sucederle en aquella eleva–

da dignidad. Sabía muy bien el Emperador Arcadio que

no sería fácil reducirle

i

que la aceprase , si no se echaba

mano de la fuerza ;

y

asi dió orden al Conde Asterio ,

Go–

bernador de Antioquía, para que se apoderase de él secre–

tamente,

y

le enviase con buena guardia

a

Constantinopla,

como se executó.

No ·hay voces para explicar la alegría con que

fue

recibido en la Corte Imperial. Salióle

al

encuet:itro toaa

la Ciudad, y habiendose juntado todos los Obispos que

a

la sazon se hallaban en la Corte ,

(y

no

eran poc

os)

pa~

ra hacer_mas solemne su congregacion ;

protex.tó

contra

élla Teófilo , Patriarca de Alexand

ría,

dexandose

llevar

del maligno espíritu de la emulacion ,

y

de

Ja

envidia,

y

siendo el único que se opuso al consentimiento general de

todos los demás Prelados ,

ya

los ardientes deseos de to–

da aquella Iglesia. Pero habiendole mostrado Európio,

y

los demás Ministros de la Corte los muchos memoria–

les que

se

habían presentado contra él

a

los Obispos ,

y

amenazandole que le harían causa , consintió en el nom–

bramiento de Chrisóstomo, que fue consagrado por Obis–

po , y Patriarca de Constantinopla el dia

26

de Febrero

del año 398.

Apenas se vió este gran Santo en aquella sublíme dig-

. nidad, quando atendiendo únicamente al cumplimiento

de su 0bligacion' negando los oídos

a

tod.o lo que

na

eran

las v.oces' de su deber ' declaró la guerra

a

tod_os los vi–

cios. Pero lo hizo con tanta prudencia, con tanta dulzura,

·y

con tanta destreza , que los mas desordenados ce–

dieron

a

su zelo. Era enemigo de toda cobarde complacen–

cia,

incapáz asimismo de toda indigna lisonja ;

y

ca–

minando igualmente distante de los dos extremos

de

co–

bardía,

y

de temeridad, nunca dió quartel al pecado,

y

o