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AÑO
CHR tSTIAN.O.
sia, en cuyas obras se lean los puntos de moral ,
o
de la
Doétrina Christiana explicados con tanta claridad,
y
me–
nudencia, ni cuyos
e
·critos sean mas instruétivos, mas
ner–
viosos, mas eloqü.entes ,
ni
mas delicados.
Grangeóse Chrisóstomo tanta reputacion ,
y
tanto cré–
dito en los doce primeros años de su ilustre Sacerdocio,
que habiendo vacado la Silla Patriarcal de Constantinopla
en el de
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por la muerte del Patriarca Neétario, no
se halló otro mas digno de sucederle en aquella eleva–
da dignidad. Sabía muy bien el Emperador Arcadio que
no sería fácil reducirle
i
que la aceprase , si no se echaba
mano de la fuerza ;
y
asi dió orden al Conde Asterio ,
Go–
bernador de Antioquía, para que se apoderase de él secre–
tamente,
y
le enviase con buena guardia
a
Constantinopla,
como se executó.
No ·hay voces para explicar la alegría con que
fue
recibido en la Corte Imperial. Salióle
al
encuet:itro toaa
la Ciudad, y habiendose juntado todos los Obispos que
a
la sazon se hallaban en la Corte ,
(y
no
eran pocos)
pa~
ra hacer_mas solemne su congregacion ;
protex.tócontra
élla Teófilo , Patriarca de Alexand
ría,
dexandosellevar
del maligno espíritu de la emulacion ,
y
de
Ja
envidia,
y
siendo el único que se opuso al consentimiento general de
todos los demás Prelados ,
ya
los ardientes deseos de to–
da aquella Iglesia. Pero habiendole mostrado Európio,
y
los demás Ministros de la Corte los muchos memoria–
les que
se
habían presentado contra él
a
los Obispos ,
y
amenazandole que le harían causa , consintió en el nom–
bramiento de Chrisóstomo, que fue consagrado por Obis–
po , y Patriarca de Constantinopla el dia
26
de Febrero
del año 398.
Apenas se vió este gran Santo en aquella sublíme dig-
. nidad, quando atendiendo únicamente al cumplimiento
de su 0bligacion' negando los oídos
a
tod.o lo que
na
eran
las v.oces' de su deber ' declaró la guerra
a
tod_os los vi–
cios. Pero lo hizo con tanta prudencia, con tanta dulzura,
·y
con tanta destreza , que los mas desordenados ce–
dieron
a
su zelo. Era enemigo de toda cobarde complacen–
cia,
incapáz asimismo de toda indigna lisonja ;
y
ca–
minando igualmente distante de los dos extremos
de
co–
bardía,
y
de temeridad, nunca dió quartel al pecado,
y
o