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32

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el Concilió X , mandó qu,e. se ·celebrasen tres días de

Le–

tanías con ayuno antes de la fiesta de la Expectacion, la

qual en el

Cpnci~io

dicho, se llama fiesta de la Encarna–

cion del Divino Verbo.

~Executóse

asi,

y

la piadosísima

Virgen ., agradada

y

cóm·placida sumamente de los obse–

quios de su.Siervo , quiso .dar nuevas pruebas de la ternu–

ra con. que le amaba, haciendole un regalo de los

te~oros

Celestiales de su Hijo, que fue al mismo tiempo un tes–

ti'monio auténtico de la santidad,

y

superiores méritos de

San lldefonso. Ya habían precedido los tres dias de Leta–

nías

y

ayuno para la solemnidad de la Virgen : el Santo

encendido en su amor,

y

en ·su servicio, babia previamen–

te dispuesto que se leyese .en su Oficio el libro de su Purí-

. sima Virginidad, escrito en estilo sinónimo , propio para

el .canto Eclesiástico ,

y

compuesto de testimonios del

viejo y nuevo Testamento.

H~bia

acabado en aquellos dias

.una Misa, que se babia. de cantar en aquella solemnidad,

cumpliendo ,de este modo. la prevencion del Concilio , que

disponía se celebrase la nueva festividad con el mas so–

lemne rit,o y magnificencia religiosa, que fuese posible.

Yendo , pues , el Santo acompañado de mucha gente

q_ue

le

precedía con hachas encendidas

a

cantar los May–

unes de media noche , llegaron todos

a

la Iglesia : abr1e–

ror4 las puertas los que precedían con las hachas ,

y

vie–

ron tal golpe de luz extraordinaria

y

divina , que no pu–

diendo sufrir con ojos mortales . el excesivo

y

desusado

resplandor, se quedaron medio muertos: Cayeronseles de

las manos las luces ,

y

absortos , atónitos y sorprendidos,

solo tuvieron espíritu para huir , dexando

a

San lldefonso

solo. Entró el Santo en la Iglesia,

y

aunque la luz celes–

tial que la iluminaba no dexó de llevarle la atencion , con

todo eso se dirigió

a

donde

acostumbraba~

y

puesto de ro–

dillas comenzó

a

hacer oracion. Suspendióle la celestial ar–

monía con que los Espíritus Angélicos entonaban cánti–

cos

a

su Reyna, y volviendo los ojos ácia la Silla en don–

de acostumbraba sentarse y predicar, vió sentada en ella

a

la Madre de Dios María Santísima cercada de resplan–

decientes y purísimos coros de Vírgenes

~

quienes con

infinira multitud de Angeles alababa_n

a

su Señora. Quedó–

se el Santo suspenso , clavados sus ojos-en los de la Madre

de Dios , la qual con ¡emblante benigno

y

amoroso , le

X

di...