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AÑO CHRISTIANO.
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de carne, aunque se servia en su mesa siempre que había.
convidados. Su Palacio estaba abierto para todos; solo
e_s..:
.taba cerrado para lc;is mugeres ; con las quales nunca
ha–
blaba , sino en caso muy preci
o ,
y entonces en· la
Igle–
sia. Calificábase de nimiamente rígida esta severidad; pe–
ro ¡espondia siempre , que un Obispo nunca podía ser
nimiamente rígido
en
esta materia. Habiendo sido arres–
ta.dos ciertos Diocesanos suyos, por haber defendido los
derechos de
la
Iglesia con- mas zelo que prudencia, no per–
donó
a
diligencia alguna con los Jueces pa-ra -que los die-·
sen libertad; pero viendo que eran inútiles todos sus
ofi–
cios, se puso
·a.
1a puerta de la carcel , resuelto
a
no salir
de allí hasta lograr
e~
fin de sus caritativas.instancias. Es–
ta caridad ablandó el corazon de los Jueces,
y
dieron
li–
bertad
a
los encarcefados.
Por muchas
y
graves ocupaciones que tuviese, jamás
abrevió, ni mucho menos omitió ninguno de sus exerci–
cios espirituales. Todos los dias tenia dedicadas algunas
horas, que infaliblemente pasaba en un profundo recogi–
mien to y retíro. Tenia siempre la muerte delaute de los
ojos ; y acostumbraba decir que este pensamiento era un
soberano remedio para todas las enfermedades del alma;
siendo su mayor ron.suelo asistir
a
los moribundos.
Su
li–
beralidad con los pobres era una prueba concluyente de
su desinterés; y repe1ia
mucha~
ve.ces, que no babia cosa
mas indigna de un Obispo que ,atesorar dinero. A los po–
bres los llamaba sus acreedores;
y
quando repartía entre
-ellos casi tmias
sus
rentas, deoia con gracia:
Vamos poco
a
poco saliende; de trampa.s
y
de
deudas.
.
Pero en medio de una santidad tan eminente, no se
li–
bró de aquellas prueba&. con que suele
Dios
purificar
la
virtud de sus siervo-s. Padeció. algunas persecuciones por
parte de aquellos
a
quienes incomodaba su exacta regula–
ridad, p01:que
~ra
cemsura de su
desr~glada
vidaJ Los Mi–
nistros del Rey
Felipe
Aw.gus.toex.e.rcitaron por algum tiem–
po su paciencia ; pero triunfó de todo con la -..dulzura
y.
con la
hurnild.ad.. ;Anünado ,dé un ardiente zelo por la glo–
ria de Dios , se dis.p0nia
a
ir
a
combatir la heregía de los
Albigenses, quando el Cielo le dió
a
entender
hama
lle.;.
g~do
t:l tiem·po_ d.e ,recibir el glorioso premio de tantas oeras
vtctonas.
Ha-