DEVOTOS.
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de era mayor el riesgo ,
y
en todas iba siguiendo ' Dia II.
~
su valerosa espada Ja viétoria. Fue tan comple-
ta, que
los rebeldes. quedaron enteramente der-
rotados , su General el Cap Conde de Zegzard
muerto
y
tendido ·en el campo de batalla ,
y
to·
do aquel numeroso Exército de amotinados hecho
piezas. Refi rió el Santo Duque toda la gloria del
triunfo al Señor Dios de los Exércitos ,
y
des-
pues de haber mandado qu,f! se le tributasen so-
lemnes gracias en todos sus./Jdominios, erigió en el
mismo campo de batalla
un
magnlfico Monas-
terio.
Libre
ya
de todos los estorbos , dedicó toda
su
atencion
á
desterrar de sus Estados hasta las re–
liquias de
la idolatría , haciendo venir de todas
partes zelosos Religiosos que predicasen el Evan-
·
gelio ;
y
como el virtuoso Príncipe se ha1laba siem–
pre á
la frente <le aquellos Apostólicos Obreros,
fue portentoso el suceso,
y
en breve tiempo
fue
universal la conversion del País. Luego que tuvo
el
.consuelo de ver Christianos á todos sus Estados,
los tj.ividió en doce Diócesis , . destinando
á.
Stri–
gonia para ·Silla Arzobispal
y
Metrópolitana , cu–
yo
plan
remitió
á
Roma para que le aprobase la
Santa
Sede
Apostólica ,
á
quien despachó
una so–
]emnísima Embaxada , nomhrando por
Gefe
de ella
á
Atrico ,
ó
Anastasio ,
Abad
Benediél:ino. Redu–
cianse sus instrucciones á que en nombre del Du–
que rindiese la obediencia
al
Papa Silvestre
U.
suplkandole tomáse baxo de Ja proteccion de
la
Santa Sede aquellos E stados, nuevamente conver–
tidos
á
.la Religion Christiaua ; dignandose de con-
fir-