DEVOTOS.
39S
manducaverz"tis carnem Fílii hóminis
,
&
biberttis
DiaXX.
tjfis sánguinem, non habebitis vitam invobis. Qui man-
dúcat
meam
carnem,
&
bibit meum
sánguin~m,
ha/Jet
vitam atérnam:
&
ego resuscitabo eum in novíssimo
die.
MEDITACION
DEL SACRAMENTO DE LA EXTREMA....
Uncion.
•
PUNTO PRIMERO.
C
onsidera quanto desea
Jesu~Christo
nuestra sal–
vacion. No solamente instituyó el Sacramento
de la Penit ncia , como un soberano remedio para
curar todas las enfermedades del alma, sino que co–
nociendo quanras faltas se ocultan
á
nuestras luces
durante la vida ,
y
no ignorando la neces idad que
tien
de socorro un moribundo en el tiempo mas
crfrico
y
mas peligro o para la salvacion; ste
div
i–
no Salvador instituyó este último Sacramento, cu–
yo fin principal es remitir las reliquias de los peca–
dos q e no han sido expiados ,
y
fortalecer el al–
ma
ontra los furio
s combates del enemigo ; ani–
mar su fe
y
su confianza;
y
si la vida le es toda–
vía
n cesaría á este moribundo para bien del alma,
este acramento tiene
la
virtud panicular de restau
4
rarle la salud.
~Pero
se conocen los efeB:os de este
Sacramento~ ~ Se
conoce el fin para que se da,
y
las
ventajas que se consiguen recibiendole con conoci–
mient
~¡Cosa
extraña!
Se
mira este último Sacra–
mento corno un mist río de mal
agüero.
El temor
de
re..