SAN'TISIMA . VIRGEN.
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de la sublime djgnidad de su Santísima Esposa ,
y
tran–
quilo
al
mismo tiempo contra
los
terrore aunque san–
to de su humildad ; instruido de todo el misterio , pe–
netrado de
los mas vivos sent imientos de estimacion,
de amor y de reconocimiento, no miró
d~sde
entonce
a
la Santísima Virgen , sino como al Tenfplo vivo de la
Divinidad , como
a
la Madre del Mesías
y
del Rede •
tor ,
y
como
a
la Reyna de Angeles y hombres.
Su
veneracion hácia ella se aumentó con su ternura;
y
Sll
amor
a
ella creció con
su
respeto. La admiraba como
·a.
la
mayor de todas las maravillas, la reverenciaba co-
mo
a
la mas santa que hubiese habido jamás en la tier–
ra ; la honraba como
a
la persona mas respetable del
universo ;
y
sus cuidados , su atencion
y
sus oficios
correspondieron en
todo
a
su estimacion '
a
su vene–
racion
y a
su ternura. La Santisima Virgen pasó de este
-modo con su casto esposo los seis meses de su preñado,
viviendo
entrambos en un perfeéto recogimiento ,
y
en una continua meditacion de
un
tan inefable miste–
-rio. Este
~ra:
el asunto ordinarfo de
sus
conversacio–
·nes , las qua.les eran todas espirituales. Mas semejan–
tes los dos esposos
a
los Angeles ,que
a
los hombres,
pasaron su vida en una perpetua adoracion , acompa–
ñada de los sentimientos del mas vivo reconocimiento,
y
del mas puro amor. ¡Con qué profusion derramaba
Dios sus mas insignes favores
y
sus celestiales tesoros
sobre estas dos almas privilegiadas! ¡Con qué ternura
se comunicaba Dios
a
uno
y a
otro! No se
~uda,
que
desde que se obró el inefable misterio
de la
Encarna..
cion , tuvo
la
Santísima Virgen continuamente un g ran
numero de Angeles destinados unicamente
a
la con er–
vacion
y
custodia de
su
sagrada persona ,
como
tan
ne-
Bbb
i
ce-