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.
-SEñOR
NUESTRO.
.
~9
I.
por su santidad;
a
pesar en fin de
fa
opinion tan sá–
bia de los mayores y mas erúditos Prelado y hasta
de los Soberanos Pontifices, por lo que mira
a
esta
i11-
5igne Reliquia.
, El E vangelista San Juan finaliza
la
historia de
ta
vida de Jesu-Christo, diciendonos que el Salvador hi–
zo
otros muchos prodigios
a
mas de los que están
es–
critos. Hizo J esus dice el Evangelista , otras mucha¡
cosas, las quales si quisiera yo referirlas en particular,
pienso que en todo el mundo no podrían caber los
llbros que sería menester escribir para ello:
Nec ipsum
arbitror mundum capere posse eos qui scribendi sunt
libros.
Con esta expresion quiere significar el Evan–
gelista , que no era posible referir por menor todas
las acciones , milagros y palabras de Jesu- Christo.
Sin embargo
1
las que refirió en su Evangelio , pue–
den bastar para convencer
a
todo espíritu en quien
haya quedado
la
menor vislumbre de juicio , el me–
nor rayo de razori: y para hacer sentir
a
los inge–
nios mas limitados '
a
los entendimientos mas obscu–
ros , los hombres mas broncos y mas salvages, aquel
, caraéter de sabiduría infinita, de santidad sin mezcla
y de omnipotencia que resplandece en toda
la
vida de
Jesu-Christo, y hace su verdadero retrato. No hay
rasgo que no demues tre invenciblemente su divinidad,
aún
a
los mas incredulos· ' por mas libertinos que sean.
En efeéto ,
t,
quién no vé claramente , por solos
los
hechos incontestables, que J esu-Christo virni) al mun–
do precisamente en el tiempo señalado por ·los Profe–
tas,
y
con todas las circunstancias que debián caraél:e–
riza
r , por decirlo asi , el nacimiento del Mesías ,
y
L.! famosa época de su venída
~
Todo
el
antiguo Tes•
(a) J-oan
21.
Oo
2
ta