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SEñOR
NUESTRO.
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a
quien hizo venir
a
su presencia para que le diera
cuenta de su administracion ,
y
para quitarle su em–
pleo, por las quexas que le daba sobre su mal pro–
ceder. Viendose el Mayordomo
a
punto de ser redu–
cido
a
mendigar; para tener
a
donde recurrir' si aca–
so
le
quitaban su empléo' pem:ó eri llamar
a
todos los
deudores de su amo, uno despues de otro , y remitir–
les parte de sus deudas, permitiendo al que debia cien
barriles de aceyte ' que cogiera su obligacion '
e
hi–
ciera una de cincuenta ; al que debía cien medidas de
trigo , que hiciera una de ochenta , y así de los:
demás. Quiso Jesu-Christo enseñar
a
sus Discípulos
a
imitar, no la injusticia , sino la
ast~cia
y la industria
de este Mayordomo , dandoles
a
entender , y
dicien~
doles quánto µias industriosos y hábiles 9'0n
los hijos
del siglo en sus negocios temporales , que
los
hijos de
la luz, esto es, que los fieles, en el importante nego–
cio de la salvacion. Encárgales despues que sean fieles
y
puntuales observantes de los menores preceptos, ha–
ciendoles conocer que en esta fidelidad en las cosas
menores es en lo que suele consistir la mas sólida
y
eminente virtud.
.Añadió despues el Seiíor que
el
mundo estaba lleno
de
es~ándalos;
que era necesario qtJe lo's hubiese , pero
que infelíz de
aqm~l
por quien sucedería el escándalo;que
el cuidado que debemos tener de apartarnos de todo lo
que pdede sernos un motivo de escándalo, no debía apa–
gar en el corazon1la caridad que debemos 'tener
a
las
personas que los causan; sobre lo qual dió
a
sus Disci–
pulos excelentes reglas para corregir al que hace mal,
y
para perdonarle la injuria que se ha recibido de él.
Si tu hermano te ha ofendido, les dixo , vélo
a
buscar,
y