DOMINGO
EXERCICIOS
R E F L E X 1O N E S.
UlTeron todos llenos del Espíritu Santo,
y
em–
_.I'
pezaron
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hablar en diversas lenguas.
Se ha–
bla siempre un nuevó lenguage qu:mdo se ha recibi–
do
el Espíritu Santo.
El
Espíritu Santo produce en
el .alma una ·luz tan viva, una inteligencia tan pura
tle las cosas sobrenaturales, infunde·en ella tanta cla–
ridad , que pensando de un modo enteramente dis–
tinco de ·eomo había pensado hasta entonces, no -de–
be smprendernos el que háble un lenguage diver–
s0. ¡Qué
suceso 'mas porrento'so ,
ql'lé
mudanza
mas
admirable! Un puñado de gente de un nacimien–
to obscuro, dé una educación todavía mas baxa,
de
lln
entendimiento todavía mas rudo
y
mas grosero,
sin conocimiento
de
letras ' srn tintura alguna de
Jos misterios
de
la Escritura , criados en una
igno–
rancia crasa de la ley ,
á
quienes el mismo
J
esu–
Chrisco apenas los babia desbastado en -tres años de
instrucciones , de lecciones , de cultívo ; una tan
buena mano bien podía formarlos , ilustrarlos , pu–
lirlos; no tiene duda
i
pero era menester un milagro
para mudarlos ,
y
para hacer de ellos unos hombres
siquiera un poco menos groseros , unos Discípulos
siquiera un poco mas radonales,
y
un poco menos
indóciles. Jesu-Christo no juzgó
á
proposito hacer
este milagro. Dexó
al
Espíritu Santo que hidera esta
mmavilla ,
y
pusiera
la
última mano
á
la obra de
nuestra samificacion ,
y
al
establecimiento de
la
Iglesia, que era la obra de su poder, de
su
sabidu–
ría,
y
de su amor. En efoél:o,
no
bien pareció el
Espíritu Santo , no bien fueron Henos de él los
Após-