DE
vo
TO
s.
3
1 I
y
publícan las grandezas de Jesu-Christo en toda
DE
PnNTE·
especie de lenguas. ¡Buen Dios! ¡qué prueba mas
cósrEs.
clara , mas fuerte, mas sensible, mas incontestable
de
la
verdad de nuestra Religion
y
de
la
Iglesia
!
PUNTO
SEGUNDO.
C
onsidera ' que lo que
se
cumplió por la prime–
ra vez en los Apóstoles, debe cumplirse en
nosotros, si estamos dispuestos como ellos lo esta–
ban para recibir este celestial don del Espíritu
de
Dios ; pues Jesu-Christo por su muerte nos le
me–
reció
á
nosotros igualmente que
á
los Apóstoles.
Tengamos un corazon puro
y
vacío del amor de las
criaturas,
y
bien presto estará lleno de este divino
Espíritu. Siendo el Espíritu Santo siempre el mis..
mo ; los que le reciben deben experimentar los prin,.
cipales efetl:os que produce en las almas donde ha–
bita. El Espíritu Santo es un espíritu de verdad
que nos ilumina , un espíritu de santidad que nos
purifica , un espíritu de fortaleza que nos aníma ,
y
nos hace superar todos los obstáculos
y
todas las
dificultades. Como espíritu de verdad , nos desen–
gaña de nuestros errores; como espíriru de santi–
dad nos desprende de nuestras aficiones crimina..
les ;
y
como espíritu de fortaleza nos hace triunfar )
de nuestras flaquezas. El Espíritu Santo no se limí–
ta
á
enseñarnos algunas verdades en particular, co·
mo suelen
hacerlo
los hombres. Este Espíritu
divino
enseña
y
persuade
á
un
mismo tiempo
y
sin excep–
cion toda verdad,
y
la enseña sin distincion
á
to~
da suerte de personas; lo
que
no
pertenece sino
á
V 4
SO•