DEVOTO S.
4)
a
vista
de
tantos monstruos
de
iniqui<lad!
de Pasion.
¡~é
de omisiones en el cumplimiento de nuestras
obligaciones
!
¡ qué de acciones de devocion, que tie–
nen necesidad de penitencia! ¡qué de Sacramentos pro–
fanos,qué de talemos enterrados, qué de gracias que
eran el precio de la Sangre deJesu-Christo,o desprecia–
das,
o
perdídas
!
Importunos remordimientos, con-
- ciencia inexorable, ¡ qué pesares, y qué espanto
no causais en aquella hora
!
Si
a
lo menos quedára
aún algun rayo de esperanza de tener un año.,_w:m–
semana , algunos días, para ajustar estas ctr.entas, pa¡
ra reparar estas faltas,para ganar al Juez con
la
peniten·
cia ,
y
con todo genero de satisfacciones : pero el alma
está cierta, vé .. palpa, que el tiempo espíra , que no
hay mas tiernpo.¡OhDios
mio,
y
cómo no
se
previenen
esros pesares
! ¡
cómo no se piensa continuamente en
este terrible juicio, mientras dura la vida!
PUNTO II.
e
Onsider~,quán
dificil es no rendirse
a
los pesares,
al dolor , al temor en aquella desesperada ex–
tremidad.
Se siente que el tiempo vá
a
acabarse,
y
se .vé el
alma
a
la puerta de aquella espantosa eternidad. La
incertidumbre de su suerte , el temor de una infeli–
cidad eterna, los motivos que tiene para temerla,
reducen al alma
~
un estado , que se puede llamar
con bastante propiedad un infierno ·anticipado.
Se
la
pone presente toda
la
Ley de
J?ios;
y
lo
que todavía
la
desconsuela mas,es, que vé la impor–
tancia
y
la justicia de esta Ley; es, que concibe su
F
l
dul
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