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304

ABRIL.

en los lazos del enemigo?

~Es

sabiduría

y

discredon cor–

rer

tr~s

de un poco de

h!tmo)

y

quJndo

111as

tras de un

fuego fatuo?

~Es

sabidmía y diKrccion poner á peligro la

salvacion eterna ; aturdirse uno en sus mismos descaminos

.

'

y

trabajar con todas sus fuerzas en su propria ruina? Pues

ésta es nuestra conducta. Juzguemos ahora quál será.nucs-–

tra discrecion , y nuestra sabidLtrÍa.

Per0 nos arrastró el amor de los deleytes : otra prue–

ba

de

nuestra insigne locura:

Lassati

sumui

in via iniqui–

tatis.

Fatigán1onos á puro andar por

el

camino de la mal–

dad.

~Hay

camino mas fragoso, mas áspero, ni n1as peno–

so q;.1e el nuestro?

Si~ndo

presa infeliz de todas las pa–

siones , blanco de toda

L:¡.

tnalignj ...{ad del corazon humano,

víctimas de la atnbicion , de la concupiscencia , y de la

envidia ;

¡

qué mortales inquietudes!

¡

qué crueles angus–

tias! ¡qué insufribles tormentos he•nos de padecer necesa–

rbmentc! Una

et~rna

desconfianza , unos sobresaltos c.1da

d!a n1as sombríos y mas negros , unas pesadumbres, unos

disgustos, unos despiques , que interiormente nos cdnsu–

nlcn

y.

nos penetran , pero que es preciso disimularlos;

unas risas forzadas , unas alegrías artificio?as , pero vanas;

unos remo__rain.lientos tyranos, una memoria de la muerte

que nos asusta

y

nos esrremece. Esta es aquella vida de..–

liciosa de que. hacen1os tanta ostentacion. Por nuestra ·des–

gracia todas estas amarguras son bien fundadas ,

y

todas

esras reflexl.ones arregladas

á

la verdad. Conocemos el · er...

ror , nos estretnecemos , y nos horroriza1nos ; pero llega

el

arrepentimiento , qnanclo ya no hay lugar

á

la emienda.

Comprehende bien toda la amargura,

y

toda la penetrante

punta 'de estas fata.les conseqiiencias..

El Evangelio u

del

capitulo

16.

de San Juan.

I

N

illo tempote:

Dixit Je–

sus discipulis

suis.

Amoz,

am:n dico vovis, quia plora–

bitis,

&

flebitis

vos,

mzmdus

autem gaudebit :vos autem

contristabimini

,

sed

tris–

titi{l- vestra vcrtetur in í{au-

dium.

E

N

tiempo que Jesu-Christo alen·

taba

á

.sus discípulos

á

sufrir los

mL

les de esta vida , les dixo: en verdad,

en

verdad os aseguro, que vosotros llo–

raréis,

y

gemiréis ,

y

el mundo

se

:~ le­

grará: vosotros

pues

os ent-risteceréis,pero

vuestra tristeza se

convertirá en

alegría.

La