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Y
OTO S.
Como hijos adoptivos de Dios , Comos coherederos de
Dfa
V.
J efü-Chriíl:o,
y
herederos de Dios mifmo. Se compre-
h ende eíl:a gran dicha quando fe fiente ran poco
el
perder tan rica herencia? Somos hijos de
Dios,
y
h~-
cemos punto, hacemos vanidad de portarnos como
ta-
les ? Amamos
a
Dios, honramos
a
Dios
como ft fuera
nueíl:ro Padre
?
Libres eíl:amos
ya
de las duras obfcrvancias de
la
Ley antigua: en nueíl:ra mano eíl:á disfrutar las drrl zu–
ras de la nueva. En ella derrama fus dones el Efpíri
4
cu
Santo; en ella
(e
dejan fentir las bendiciones del
Cielo; en ella todo es auxilios, todo es gracias. ConG–
derémos
qué
dicha la de íer hijos de Dios, amados de
fu
Efpírim , poder recurrir
a
él
a
todas horas,
y
en ro..
das nueíl:ras neceftdades poder llanurle
Padre
a
boca
llena. O qué gran motivo para alentar la confianza!
Por irritado que eíl:é como Señor, como Dios,
y
como
Juez, al
fin
es fieinpre ntieíl:ro Padre. Nnefüas coíl:um–
bres·, nueíl:ras máximas, nueíl:ra condulta nos acredi..
tan
de hijos füyos?
.
La auguíl:a qualidad de hijos de Dios prevalece
a
todas las de i:nas : todas las hunde,
rodas las
forbe. Ser
de familia ilufüe,
enoblecida pm
las
heroycas
haza~
::is,
por los elevados empleos, por
el
mérito de
los
antepa...
fados : ocupar un pueíl:o muy diíl:inguido en la Mo–
narquía, fer
fa
voreci<lo de un gran Principe , fer Ofi–
cial en el Exército , fer Minil1ro de los primeros Tribu–
nales, pofeer gr:indcs
bi~~es,
fobrefalir en el ingenio,
en el faber, en
la.
eloqüencia, el1ár lleno de círu los pom–
pofos , de m:tgníficos diéhdos; todos eíl:os fon nom–
bres grandes, pero grandes vanidades , nombres vacíos
que nada fignifican
a
la hora de la muerte. Qgé con-
l
fue..