fDEVOTOS.
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der en el deúerro mas cerc:mo , donde pas6 íiete días
Día
IV.
emeros fin comer ni beber,
llorand~
y
orando de diá
y
de noche poíl:rado fobre la tierrJ.. Defpues de .efre
primer enfayo fue
a
eclurfe
a
los pies de un gran fier:-
vo de Dios, llamado Heliodoro, Abad de un Monaíl:e-
rio vecino, que perfüadido de
fü
refolucion
y
de fus
lagrimas , le recibió entre los Monges..
Apenas fe vi6 Simeon en la
compañ.ia,de aquellos
fervorofos Religiofos , quando
atodos los excedió en
ayunos , en vigilias.,
y
en todo genero de auíl-eridades,
repartiendo enue los pobres
el
poco pan ,
y
l gum–
bres que le daban
a
él )
y
pafando muchas veces de
un Domingo
a
otro fin comer bocado.
lngeniofo
yá
en macerar
fü
delicado cuerpo ,
(e
apretó tan eíl:recha.mente
a
la cintura una cuerda de
palma , que introductendo(ele en
la
carne al cabo de
diez dias ,
el
m<rl olor que defpedia b llaga podrida
defcubrió aquel nuevo genero de peni.rencia, con
e[–
panro
y
con horror de quantos füeron teíl:igos de ella.
No fe
le
p1.,1do
cortar la cuerda fin
gr~rndes
y
terribles
dolores ;
y
la llaga tardó en curarfe dos,mefes, con tan–
to afombrn de los Monges, que pidieron al Abad de[–
pidiefe aquel mancebo , cuyos exemplos los confon–
dian,
íin
hallarfe con fuerzas para imitarlos. Reriróle
Sime n
a
otro defierro que no eíbba diíl:ame;
y
en–
contrando en él nn pozo (eco, le efcogió. por celda. La
noche ·figuienre vió
el
Abad en füeíios
a
muchos hom–
bres veíl:idos de blanco que cercabJ.n el Monaíl:erio,
y
pedian con :unenazas
al
fanto Simeon,
á
qllien ran in
4
dignimerire havia echado del C onvento. Luego que
defperró H liodoro, envió los Monges
a
bufcarle por co–
do los de!ienos
v~cinos,mandandoles
que
le
traxefen al
fo::i:·