CLEMENTE PAPA XIIi
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A. LOS VEN,ERABLES HERMANOS
PATRIARCAS, PRIMADOS, ARZOBISPOS Y OBISPOS.
Venerables hermanps, salud y ben{licion apostólica.
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En el campo del Señor,
á
cuyo cultivo presidimos por disposicion de
la
divi–
na Providencia ; cosa ninguna requiere tan diligente cuidado
y
continuada
in–
dustria, como la guarda de la buena semilla que se sembró, que es la doctrina
católica dada por Jesucristo
y
sus Apóstoles,
y
á
Nosotros encomendada: no sea
que si se abandona por un pequeño descuido
y
una flojedad vergonzosa, dur–
miéndose los obreros, el enemigo del linage humano sobresiembre zizaña; de
donde nazca que al recoger los frutos, en vez de grano para las ·trojes, no se· ha–
lle sino broza para el fuego. A la verdad para conservar la
fe,
una vez encomen–
dada á los Santos,
(Judce.
3.) vivamente nos despierta el beatísimo Pablo, escri–
biendo
á
Timotéo:
Que guarde él buen depósito,
(
2
Tim.
i.)"
por cuanto amena–
zaban tiempos peligrosos,
(lbidem
3.) por haber en
la
Iglesia de Dios h ombres
_ perversos
(lbidem.)
y engañadores, de quienes valiéndose el tentador maligno,
~ /pone
todo su esfuerzo para pervertir las almas incautas con errores contrarios
á
':2,
Ia
verdad evangélica. Mas si como acaece muchas veces, se levantan en la Igle–
~
sia de Dios algunas sentencias depravadas, que aunque opuestas entre sí, todas
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sin embargo conspiran á manchar, segun pueden, la pureza de la fe católica, en
~~ tal
caso es muy dificultoso balancea'r ·nuestra doctrina con tal peso entre uno
y
~ otro
en emigo, que sin dará· entender que volvemos á ninguno la espalda, igual–
<C
mente hagamos huir y rechacemos
á
entrambos adversarios de Cristo. Y
á
ve–
~
ces tarnbien es "tal el disimulo, que socolor de verdad fá cilmente se encubre la
falsedad diabólica con mentiras paliadas, corrompiéndos_e
la
fu erza de las senten–
cias con alguna adicion ó mutacion brev faima:
y
por esa sutil• no-vedad la con–
fesion que obraba la salud, vi ene
á
parar en la muerte.
Por estas razones se ha de apartar
á
los fieles, mayormente
á
los de inge–
nio simple
y
rudo, de estas veredas resbaladizas y angostas, donde apenas se
puede hacer pie ó andar sin deslizarse: ni deben ser gl)iadas las ovejas
á
los
pastos por parages extraviados, ni proponé rseles tampoco ciertas opi niones sin–
gulares, aunque sean de doctores católicos ; sino darles aquella señal certísima
de la verdad 'católica, que es
la universalidad·, la anti,güedad
y
la conformidad
de la doctrina. Demas de esto no pudiendo el vulgo subir ·aI monte
(Exod.
19.)
adonde baja la gloria del Señor,
y
que si traspasa los límites para registrar, ha
de perecer; por esto deben los doctores señalar en contorno estos términos al
pueblo, para que no
st!
extravien sus pláticas fuera de aquellas cosas que son n e–
cesarias, ó en gran manera útiles para la salvacion,
y
que obedezcan los fi eles
al dicho del Apóstol:
No saber mas de aquello que conviene; sino que haya en
esto medida y templanza. (Rom.
12.)
-
Habiendo pues meditado con madurez estas cosas
los romanos Pontífices