. P or to tanto me pareció necesario al esponer sus principales
' vi rtudes, caracterizar cada una de ellas,
y
declarar
el
modo
con que las ejercitan los perfectos en la vida espiritual, pa?a
/ . q ue codmpdarando
1
las
abcl~iones ~e .estos
con la
1
s -de F'r_aybMary•
tin, se e Uj ese e su 1me esp1ntu con que as practica a.
como
á
mas de su ej emp!arisima vida, se dignó Dios obrar
p úblicamente muchos portentos para manifestar la Sa)ltidad
de este su amado Siervo, habiendol.e antes dejado vivi'!'! mu•
chos años en la obscuridad y abatimiento. nadie debe . p oner
en d uda la excelencia de s11s virtudes, asi como ninguno dud<}
d e ella despues de' su muel'te, mucho antes que la I glesia
d eclarase su heroicidad .' ·
'
Tratando de ellas, he solido interrumpir la narracion
con algunas digresiones: pero no son largas; tienen alguna
conecsion con
el
asunto principal; y contienen sucesos cuya
memoria debe renovarse con frecuencia; porque h onran la
.,elij ion, excitan
á
la.
piedad,
y
comprueban
los mas de ellos,
-.cuanto eu esa época feliz se complacía el Señor en la relijiosa
L ima.
·
P 0r
¡.,
rlemas, no espere nadie ver en esta obra ele–
vacion de estilo, pensamientos sublimes, transiciones felices,_
b rillantes descripciones, ni las-demas bellezas que pasman y
entretienen id os literatos: pues aun cuando yo tuviese taleq·
to para espresarme de ese modo, este seria impropio, como
he dicho, escribiendo la vida del h umildisimo P arres. Asi es
que. para retratarlo al vivo, hago ver que su grandeza
fué
el
anonadamiento; su triunfo la victori a de si mismo; su gloria
el amor á los desprecios;
y
por último, que por su constante
fidel idad á
la
gracia, ha merecid o justamente que Ja Iglesia le
decrete el culto debido á los que por haber imitado
Él
J esu..:
Cristo
~n
la. tierra., reinfln con él en el Cielo.