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,A.si~s
.que se abrieron sucesivamente varias boquiUas en e¡
esp~c1~
mtermedi<?
~e
las do?-í.>ías naturales, las que
v~rtiendo.
sames icorosa Y. fet1da, ocasionaban
á
la paciente .agLldi,,s,iIT\c¡>s
dolores. Por ultimo, penetrando la materia acre ·de !'as·listulás
hasta
l?
interior de ambos Conductos,
•lle~Ó
a
C01T0erlos
f
d~~
sorgamzarlos ele tal modo, que salia dicha m'ateria•a un mismo
tiempo por la uretra y por
el
ano, y tanto los excretes como
r~
orina por una
y
otra via natural, hasta. que dislacerado enterá·
mente el septo que las di vide, se formó de ambas,una sola
boca.
·
·
Habiendo Doña Maria perdido la esperanza de mejora,r–
se con los socorros vulgares,
y
atormentada hasta lo sumo por
1a
copia
y
hediondez del pus fetido
y
acre, y por la acerbidad de
16s–
dolores, cedió á la necesidad y
á
los ruegos de su esposo, y convi-
·: no en que la medicinasen los profesores <le! lugar;
á
cuyo fin fue,
ron llatnados el Dr. Ruiz Pi·otomédico, el Dr.
Carrasco, ~y
tres . cirujanos. . Recetaronle estos facultativos los
remedibs
internos
y
estem os que juzgaron oportunos; y por ultimo
dilatóuno de los cirujanos ·con el bisturí, los senos fistulnsos
has.tadond e pudo sin pelígro; mas todo
fué
en vano, pues se for
maronnuevos senos, con otras bocas rodeadas <le callosidades.
'
Pasado un año de e>te tratamiento infructuoso, salió Doña
~aria
de Guayaquil para Piura, por consejo de los Profesores,
que creían podria mejorarse por la ·sequedad del·temperamento
y salubridad de las·aguas; pero como no
hubi~se
ningun faculta–
tivo en la ciudad, á pocos dias se fué á Lambayeque: _Allí
d~s
cirujanos resolvieron que se diese bRños jenerales t1b1os y las
f~icciones
mercuriales;
y
concluidas estas, se le hizo nueva opera–
cion, separando en ella las callosÍdades,
y
dilatando los senos.
:Mas la enfermednd era insuperable
á
la medicina? y los
med 1~s
practicados solo sirvieron para aumentar su angusua y exacerbar·
sus dolores por el espacio de otro año.
.
~
'
En tan tristísimo estado deseando algun
ahv~o
y
_consu~lo,
vino
á
Lima el año de ochenta y tres, en cuya capital ha habido
siempre excelentes médicos y cirujanos.
Jnform ánd~se
de los
que tenian mnyor opinion; llamó sucesivamente al cirujano
fra~ces D. Felipe Box,
á
D. Francisco.Mendoza, a D.
~1g
uel~tnlla·t
á D. Francisco Na,·arro,
á
D. i\fanano V11laroel y a D.
J.os~Esco–
lastico Sanchez, entre los cuales los cuatro primeros ha
bianadqm•
rido grande reputacion.
Pero como cada uno en su vez e.s¡:ie–
rimentan<lo la inutilidad de los remedios radicales, la prescribie–
se unicnmente un método paliativo, y la dijese que su .mal era
absolutamente incurable, desahuciada de todos, perdidas sus