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EL
HOMBRE
dado
á
la práética,
y
no
haya
duda
que
lo
sea enlpezar á saber por lo
111as antiguo, para venir hasta lo
111as lnoderno, tengo por
il1fa1ible~
que sea éste lnejor rnérodo de apren..
der la Historia. Fuera de que, COino
los n0111bres de las personas, Pro–
vinci,,:s,
y
cosas de otros tienlpos
sean lnas dificultosos , por menos
usuales de percibirse ,
y
retenerse,
y
que en la tierna edad se ilnprima
todo l1.lejor,
y
se retenga con lnas
facilidad; parece infalible sernas filas
util elnpezar en ella por la leccion
de las cosas mas re1110tas. Herodo–
to,
y
el Epitol).1e de
J
ustino son
á
quien debenl0s las lnas antiguas no–
ticias de aquellos Estados,
y
In1pe–
rios Orientales ; porque lo histori–
co·de la Sagrada Escritura mira es-–
peciahnente
á
el Pueblo Hebréo ;
y
10
mismo podrélnos decir del exce–
lente Josepho ., cuyos escrItos
son
de