PRA·CTlCO... ·
~I1
~ós
eón
las obligaciones, que la na¡o
turaleza lnislna, las leyes Divinas,
y
las hl1111anaS nos ünponen,
ningl1~
estado puede tener el hOlnbre
igual~
mente felÍz en esta vida; pues
á
el
11las desasido
de
las . cosas hUlnanas
( :si no es en caso de haverse entra–
do enteranlente
á
la contelnplacion
de
las Divinas) hallarélnos, qlle .en
lnedio de las ll1ayores felicidades
tie~ .
l1,e
qlJ.e echar lnenO$ aquella blanda,
y
all1igable cOlllpaiíia de la . luuger,
~in c~ya
union
pod~lnos d~cir,
que
parece (naturalmente hablando) no
estár
el
hOl1lbre
conlpl~to.
Y
conlq
la
Sluna cordialidad;
y
confQn~ida4
de
diétaluenes ,
y
obras; sea
10
qUQ
en
esta union constituye la nlayor
felicidad; asi
el
luarido, como
la
nl~lger
; deberán acostull1brarse de
t al
lllanera
á
ceder cada uno
á
la
vo~
.
Juntad del ·otro , que se fonnen un
habito
tal, .
que
sQlo parezca
una :
la .
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