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EL
HOMBRE
'que el
verdadero uso de
la
derechá
razon,
y
sano JUICIO, entre estos
dos extrenl0s,
h,~vrá
de ser, que
contrisrados
c~si
igual111ente por los
, defeétos leves " C01110 por los graves,
ó
proprios,
Ó
her~dado,s,
no
no~
, arroje esto en
la
ll1elancolÍa,
Ó
des–
, pecho, que la prision suele causar
á
los barbaros negros, ocasionando–
les ordinarialnente la lTIUerte,
a
qu~
- en este caso ftlera,
s~111ejante
el
aba~
tüniento,
y
falta de anit)Jo ; sino
. que
á
el
lnodo del h0111bre
sa~io7
. .
/
"que
entra en una prlslon ', pensenlOs
prjncip~lnlente
en la causa de
"ella,
para' evitarla en
10
venidero. Sien–
do
la
principal
~11ira,
por lo presen–
te ,
el
vernos libres de su cautiverio;
y
aplicando para esto todas nuestras
fuerzas,
y
espíritu, poniendonos
aJ
.
.
nl1S1110 uenlpo para nuestro consue.
10
delante de los ojos:
El
honlbr~
soy; nada
humano
(colno
qualquie~
yer--