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.TUEGOS

FLOHt~LES

"

"

'

'

Por

!.1

palabra. admiramos las obras de la

naturalcta que nos h:wen prorrumpir en exrlama–

r.iones de g:ozo ó de dolor; con palabras damos

gracias al

Cr~ador

de nuestro sér, le bendecimos

y

adoramt)s. Por la facultad de

!.1

palabra

poden\t}~

.

1

1

comuntcanws con as personas 51ue nos son mas

qnerida-;

y

denw,trar t¡) los los sentimientos qu<?

agitan

nue~tro

án1111 (' ;

con

el

embriagador perfume

de 'la palabra embalsamamos nnestros pensamien–

tlJ~;

con ella expre:;amos las máo:; homildcs

ó

más

elev3:das ambiciones de nuestro corazón.

Cot1ociendo la ciencia del idioma nacional,

ya

tenemos relacion con todas las ciencias, porque ella

tiene que servir forzosamente pata demostt·ar he–

chos referentes á cualquier. cienci

1

y

StlgesticJnarnos

hácia la verdad . El pensador lamenta siempre la

carencia de palabras apropiada::; para dar expan

sión al torLel lino de ideas que bulle en su tnenle,

por

to

cual muchas vec:es llega

á

decir lo qne no

pen5aba decir; razón por la qnf", se le comprende

mal

y

tal vez se le calumnia.- Por ésto, mi1chos

escritores la deplor!\O, como Bacon, Locke

y

otros.

.........

~n

los escritos de nuestros antepasados,

y

apesar

del transcurso del tiempo, los pensamientos IIGgan

á petrificarse en pa"labras, que se convierten en con–

sulta viviente para el historiador.

El educacionista deberá tener siempre pre ·

sente, all formar la mente del niño

o

alumno, que

está puesto por Dios, en segundo

lu~ar

d*'!spués

de

la madre, la cual desde la cuna le enseña· el 1engu.a–

je, hablandole del amor uni versal, mostrandole el

agua que munnnra, el verdor de los bosques, la

hermosura de los cielos, la poesía de las flores

y

del hogar; élla le muestra la inmensidad de Dios

y

~1

ocstino de la vida

-El niño que

ya

nombra

y

conoce todo lo que