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Biblioteca Nacional del Pero

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y

qye si la ciudad no lo recibe

pacificam~nte

como es su restaurador castigara

con un pronto incendio su tenacidad acompafia otra poco diferentes al Senor

Provisor

y

a algunos particulares.

Esto ha puesto a la Junta de Guerra en precisi6n de publicar qye se remitan

todas las contribuciones qye calificadas de injustas por aquel traidor dice qye

lo mueben a remediarlas. Por un bando se hiso saber a la ciudad qye se abolian

enteramente los repartimi§!tos de los CoregillQres que se perdonaba de el todo

lo qye por esta parte se debiere, qye se extingue la Aduana, qye los curas se

abstengan de las exacsiones obencionales

y

qye a los yndios de ningun modo se

pidan diesmos. La plebe celebro con alboroso esta disposici6n qye quisa

insolento mas al casique qye PQr aqui se reputaria dando leies

y

respetado de

los mismos que dexaba.

Al punto del primer movimignto se despacho expreso a Lima informando

todo lo acaesido se repitio otro con lo mas qye sucedi6

y

tambien tercero qye

dijese el terrible aspecto qye tomaban las cosas despues de la derrota de aquella

florida gente.

Combalecida algun tanto de la primera sorpresa la ciudad

y

provincias

comarcanas trabajaban incesantemmte en preparatibos para una fuerte

y

vigorosa resistencia. Se an alistado en dibersas compafiias todos los de la ciudad

han venido auxiliares los correjidores del contomo con los hombres qye

puedieron ministrar sus provincias entre los quales se ha seftalado el valor

y

disposiciones militares el de Abancai, dQn Manuel de Villalta Theniente Coronel

Ya quien se ha dado la direcsion de las armas en calidad de ynspector, este

caballero animado de un espiritu marcial ha dado algun aliento a las moribundas

esperanzas introduciendo vitalidades en los animos deficientes, hiso bolber a

muchos de los vesinos qye habian tornado la fuga, haciendoles presentes las

obligaciones de un ciudadano

y

de un vasallo

y

no pareciendo suficientes las

fuerzas de las milicias provincianas que se comvinaban para opugnar al rebelde

se a creido estar ia en el extremo de hacer tomar armas a los sacerdotes seculares

Y regulares sin qye los embarase o la lenidad propria de su estado o la

inesperiencia de este manejo o la prohivicion qye hacen los canones para qye

no derramen sangre agena los qye solo deben estar dispuestos a verter la propria.

Las historias ofrecen exemplares en que se hiso indispensable este ultimo

recurso, en 1648 el celebre Juan de Caramuel siendo

Ob~po

titular de Tus?

y

sufraganeo o auxiliar del

Arz~pAdo

de Praga defendio con todos los

ecleciasticos esta plaza

y

rechaso a los suecos qye la sitiaban. Habia hecho

algunos aftos antes lo mismo en Lobaines contra franceses

y

olandeses en 1613,

viendose Lima amena-;ada de yngleses la Audien,tia Real qye gobemaba por

muerte del Conde de Lemus pidio tomasen armas los ecleciasticos

y

el

d~r

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