permanente, centro de formación para bibliotecarios de todo el país, como lo
prueba el hecho de haber considerado local para ella en los planos del nuevo
edificio ...
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La Escuela Nacional de Bibliotecarios fue la novena enAmérica Latina, después
de la fundación de rma escuela en México, tres en Argentina, tres en Brasil y
rma en Panamá.
El Comité Norteamericano de Ayuda a la Biblioteca Nacional apoyó al doctor
Basadre en la organización del Plan de Estudios y comprometió la participación
de importantes profesores extranjeros. En la Resolución Suprema del28 de
diciembre de 1943 se dictaminaron las disposiciones acerca del Plan de Estudios,
selección de alunmos y régimen de exámenes.
La Secretaria técnica de la Escuela fue la bibliotecaria, señorita Carmen Ort:iz de
Zevallos, quien formada profesionahnente en España, se había encargado de
los procesos técnicos en la Biblioteca de la Universidad de SanMarcos, bajo la
dirección del doctor Basadre.
La experiencia y conocimientos del doctorBasadre y el aporte de los profesores
extranjeros dio como resultado la estructuración de los cursos, lo cual cubrió
el núcleo de lo que en la década del cuarenta constituía lo esencial y más
moderno en la formación de bibliotecarios. Se incluyeron además cursos que
afirmaban la identidad de los estudiantes en materia de bibliografía y cultura
peruanas.
La emoción social que produjo el incendio y la motivación provocada por las
decisiones que se tomaban para la reconstrucción de la Biblioteca Nacional,
que se publicaban a diario en la prensa a favor de la reconstrucción, hizo que
se presentaran 305 postulantes a la Escuela. Fueron seleccionados 19 mujeres
y 6 varones, varios de los cuales eran nniversitarios destacados que habían
acudido a colaborar en la remoción de los escombros y poseían, por tanto,
buen nivel cultural.
La Escuela Nacional de Bibliotecarios inició sus clases el15 de enero de 1944.
El curso fue intensivo y de carácter teórico práctico. En los talleres de
BASADRE., Jorge. «La Biblioteca Nacional de Lima (1943-45)», en
Fénix
n° 2, p. 337.
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