Garcilaso. El retorno del hijo pródigo
Conviene acaso contar una historia para explicar nuestro
ardido propósito. Había una vez una parienta cusqueña mía,
que resultaba lejana tía materna, cuya madre, a fines del siglo
XIX, le había legado una casona cusqueña. El problema es
que dicha casa tenía en los interiores un muro incaico, dentro
de una propiedad privada. A dicha señora, la propietaria, ese
muro, así desnudo, le disgustaba. Yentonces, intentó, sin de–
molerlo naturalmente, cubrirlo de diversas maneras. Le puso
biombos, lo mandó decorar, pintar, maquillar. No se llevaba
en aquel entonces, el honor de lo incásico, todavía. Al fin, los
parientes cercanos, hijos, nietos y sobrino nietos, alcanzaron
a persuadirla de que dejara el muro intacto, tal cual.
A veces pienso que con Garcilaso hemos pecado todos por
exceso. En texto que publicamos aparte, se dice lo siguiente:
«Garcilaso ha sido considerado
a grosso modo
inca, indio,
mestizo, renacentista, criollo, historiador, utopista, o perua–
no ejemplar. Cuando los furores interpretativos han girado
a otros ámbitos, por ejemplo, después de interesarse por la
Coronica
de Guamán Poma de Ayala, se vuelve a Garcilaso
pero como autor, como personaje central de los estudios
contemporáneos garcilacistas, como lo examinaremos en
breve». De una u otra forma, la producción resulta enorme.
¿Cómo volver a lo más claro, a lo más puro y esencial de
ese hombre? A algo que no se pueda poner en duda, puesto
que no indica ni una disputa interesada con Gómara ni con
otros cronistas toledanos, que expresase aquello que no
se le pueda cuestionar. Todos somos del país de la infancia
ha dicho el poeta. Y a esa infancia volvemos, al Cusco de
la niñez. Y hasta unos años más, hasta su partida cuando
tiene
20
años. Nacido en
1539,
es a los diez años en que el
padre tiene que desposar a una española, pero todo señala,
y los garcilacístas son unánimes en la materia, que vive en
la casa paterna, «aunque visitara con asiduidad a su madre
y parentela incaica», índica Ricardo González Vígíl en la ero-
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