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Adela.-Aunque los quiero mucho, no me atrevo a decirles lo que siento
porque creo que se reirit:Ln de mí. Por esto vengo aquí con fre–
cuencia i me siento mas 'tranquila cuando veo a Elena tan
di–
chosa.
Tú
misma,
a
pesar de que te burlas de mí tan
a
menu–
do, me inspiras mas cariiío que
~odas
las amigas (1ue ma
adulan, sin amarme .
·
JuUa.-Sigue los consejos de Elena, abandona esa vida que dafía tu cuer–
po i tu espíritn. En nosotras encontrarás amigas qne te quie–
ren
i
que te probarán con su ejemplo lo dulce que es el trabajo
i
el estudio.
Adela.-
Veremos. El ejemp1o de Elena i el tuyo me convencen mas que
las palabras, de la verdad de lo qne me dicen Uds. Y
a voi
convenciéndome
q
ne
nuestro fin no es
el
gozar,
i
vej etar como
las plantas, sino el
de
ser útil
a
los demas. Ya pensaremos
esto
mas
despacio.
Ju lia.-Vamos ahora a dar una vuelta por ol jardin, veremos jugar a las
niiías
i
esto te hará bien.
t.
(Salen.)
ESCENA VI.
ELENA
LLOIL\.NDO
I
CON
uNA
CARTA
EN
LA MANO.
C.\.NTADO.
Elena.-füi'í.a
info11z,
jarms podré arnmciarle
El
cruel dolor que su alma nflijirú
TriEte mi sion a mi o..mi<.:tad confüm
¿,Qué le diré? cúmo he de hablar?
Fuerza es al Ru el despl egar mi
bbio~
l)nes ocultarl o es imposible ya,
Si ha de saberlo,
~ l
menos
lma
amiga
Su angustia. i su dolor compartirá.
ESCENA VII.
ExTilAN ADELA I JuLIA.
C.A.NTADO'
Adela.-¿Porqué
mi El ona estás así?
¿Que te atormenta.? que tienes? dí.
Si es nuestra falta, ya
no~
amamos
Cual dos hermanas, gracias a tí.
Si el infortunio siempre cruel,
En tu exi st encia virtió
~, u
hiel
Tus dos amigas te ayudaremos
A alivia,r algo tu padecer.
Jul·ia.-No
es por
t1~s
peuas ese llorar,
Pues que Y8 cilas antes de hablar,
Son tus ami gas las desgraciadas
Eso lo leo en tu mirar.