DE SAN AGUSTIN.
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4
I
la avaricia, no servimos
á
Dios sino
por Dios ,
y
él mismo
es
la paga de
su
servicio. Amemos pues
á
Dios
en sí mismo : amémosle en nosotros:
amémosle en nuestr<?s
_próximos ,
á
quienes
amamos como
á
nosotros
mismos ,
ó
porque le tienen, ó para
que
le
tengan ;
y
como esto
lo
con~
seguimos , porque él mismo nos lo
da , le decimos por eso
1N CL l-;–
N AD MI
CORAZON
f/ÁCI4
VUESTROS
TESTIMONIOS,
r
NO
Á
LA AVARICf
jfl.
Lo
que
se sigue se tratará · en otro SermoniJ
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