DE SAN AGUSTIN.
I 2
S
dado
por
él~
porque la humana fla–
'queza no se atempera
á
sus manda–
mientos arduos,
y
rectos, sino es que
de antemano sea
socorrida por la
caridad de Dios que la ayuda ;
y
á
los que no a
y
uda dícese con razon
que los aparta, prohibiéndoles como
con una espada de fuego (
1)
que
alarguen la mano al arbol de la vi–
da , siendo indignos. Pero quien es
el digno
desc.leque
por
(
2)
un
horn–
hre
entró el
pecado en
el
rnundo
,
y
por el
pecado
la rnuerte
;
y
de este
modo pasó
á
todos
los
hombres
,
ha–
hiendo pecado
todos
en éH
Mas por la
· misericordia de Dios , que no se nos
debe , se sana la miseria que nos
(1)
Gen.
3.
24.
(2)
Rom.
) .
12.