I 2
2
SERMONES
no , smo guardando las palabras de
Dios , que hambriento deseó como
pan
de
su
padre? Mas el mayor n·o
estaba en ánimo de corregir su ca–
mino , habiendo dicho
á
su
padre:
mirad, Señor
,
que
muchos
años ha que
os sirvo
,
y
jamás he
faltado
á
vues–
tros preceptos.
El mas mozo , pues
que
de
tal suerte confesó , que
ba–
bia
<lepravado ,
y
pervertido su ca–
mino , que llegó á decir
á
su pa–
dre:
ya no soy digno de llamarme hi-
l
jo vuestro
,
es el que le corrigió. Un
tercer modo de entender este lugar
me ocurre
tambien ,
y
en quanto
yo
alcanzo le prefiero
á
los
dos di–
ehos :
á
saber es , que por el mas
anciano se entienda el
hombre vie-